No puede ser bueno; este sistema político no puede ser bueno. Es lo que me dije mirándome en el espejo, teniendo en la mano la lista electoral para las municipales, del partido en el que militaba, en la que iba colocado en tercera posición.
No es que me infravalore; es que el funcionamiento de un ayuntamiento, para mí, es un arcano inaccesible. Yo soy solamente un profesional de otra cosa, que medianamente conozco, y en la que cada día intento mejorar. Fuera de eso, y en la política en particular, simplemente puedo ser, con mi mejor deseo, un voluntario sin más. ¡Yo, teniente alcalde! Una locura que solamente puede darse en una circunstancia negativa como la que estamos padeciendo; circunstancia que es dolorosa, como hemorroides rabiosamente virulentas en estreñidos momentos.
Y, constantemente me reafirmo en la idea, cuando veo el “genero” político al uso; cuando abren sus asquerosas bocazas, y lanzan sus rebuznos discordantes. Idioteces sin fin; al fin y al cabo, como personas inteligentes que somos, no se podría esperar en la gran mayoría de los casos algo mejor. Con la dictadura analfabeta que se nos está aplicando a los españoles, sin anestesia, a lo vivo, nos están depauperando de tal forma, que en una gran mayoría de hogares han sido vendidos a cualquier precio, a bajo precio, todas las cosas de valor: muebles de maderas nobles; mantones de manila; juegos de café; cuberterías; las alhajas, incluidas las alianzas de matrimonio y hasta la dentadura postiza, si alguno de los dientes era de oro. Ahí me paro, porque de la lista de las cosas que por necesidad están vendiendo los españoles, me vería obligado a usar para ello, un rollo de papel higiénico, y dudo que fuera suficiente.
¡Ah! Pero nos dieron la libertad. Libertad para matar a nuestras mujeres, cuando nos son molestas, o pretenden separarse; libertad para poner barrotes en las ventanas de nuestras casas y locales comerciales, y puertas blindadas, para no ser robados; libertad para trabajar como “blancos”, y vivir como “negro”, para que aportemos el dinero necesario, que les permite a los sinvergüenzas -la mayoría de los políticos, y también los políticos con vergüenza-, vivir “de cojón de pato”; eso se dice en mi tierra, de los que viven maravillosamente.
Este sistema, que le dicen Democracia, es una mierda pinchada en un palo, de la que comen todos estos inútiles, que se denominan progresistas -lo peor de cada casa-, y algunos que no lo son.
Fuera de la política ¿qué serían la mayoría de ellos…? Yo soy un profesional que se gana honradamente la vida, con la inestimable ayuda de las personas que usan mis servicios.
Fuera de la política ¿qué son la gran mayoría…? ¡¡¡BASURA!!!
Este sistema político no es bueno… pues ¡coño! tendremos que acabar con él.
No es que me infravalore; es que el funcionamiento de un ayuntamiento, para mí, es un arcano inaccesible. Yo soy solamente un profesional de otra cosa, que medianamente conozco, y en la que cada día intento mejorar. Fuera de eso, y en la política en particular, simplemente puedo ser, con mi mejor deseo, un voluntario sin más. ¡Yo, teniente alcalde! Una locura que solamente puede darse en una circunstancia negativa como la que estamos padeciendo; circunstancia que es dolorosa, como hemorroides rabiosamente virulentas en estreñidos momentos.
Y, constantemente me reafirmo en la idea, cuando veo el “genero” político al uso; cuando abren sus asquerosas bocazas, y lanzan sus rebuznos discordantes. Idioteces sin fin; al fin y al cabo, como personas inteligentes que somos, no se podría esperar en la gran mayoría de los casos algo mejor. Con la dictadura analfabeta que se nos está aplicando a los españoles, sin anestesia, a lo vivo, nos están depauperando de tal forma, que en una gran mayoría de hogares han sido vendidos a cualquier precio, a bajo precio, todas las cosas de valor: muebles de maderas nobles; mantones de manila; juegos de café; cuberterías; las alhajas, incluidas las alianzas de matrimonio y hasta la dentadura postiza, si alguno de los dientes era de oro. Ahí me paro, porque de la lista de las cosas que por necesidad están vendiendo los españoles, me vería obligado a usar para ello, un rollo de papel higiénico, y dudo que fuera suficiente.
¡Ah! Pero nos dieron la libertad. Libertad para matar a nuestras mujeres, cuando nos son molestas, o pretenden separarse; libertad para poner barrotes en las ventanas de nuestras casas y locales comerciales, y puertas blindadas, para no ser robados; libertad para trabajar como “blancos”, y vivir como “negro”, para que aportemos el dinero necesario, que les permite a los sinvergüenzas -la mayoría de los políticos, y también los políticos con vergüenza-, vivir “de cojón de pato”; eso se dice en mi tierra, de los que viven maravillosamente.
Este sistema, que le dicen Democracia, es una mierda pinchada en un palo, de la que comen todos estos inútiles, que se denominan progresistas -lo peor de cada casa-, y algunos que no lo son.
Fuera de la política ¿qué serían la mayoría de ellos…? Yo soy un profesional que se gana honradamente la vida, con la inestimable ayuda de las personas que usan mis servicios.
Fuera de la política ¿qué son la gran mayoría…? ¡¡¡BASURA!!!
Este sistema político no es bueno… pues ¡coño! tendremos que acabar con él.
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