jueves, 17 de marzo de 2011

Las más extraordinarias epopeyas se alcanzaron épicamente.

Ayer noche el Real Madrid ha eliminado por tres goles a cero al O. de Lyon, pasando a cuartos de final de la Champions. El Real Madrid está clasificado para jugar la final de la copa de España y, en la Liga va el segundo, a cinco puntos del primero, con muchas posibilidades de darle alcance. Las cosas empiezan a mejorar en España. Mi enhorabuena a todos los madridistas.
Perdonad por el uso de esta hipérbole con la que he comenzado este relato, que como estoy seguro, vosotros, mis estimados camaradas y amigos, sabéis que me encuentro muy lejos de pensar que por esta circunstancia favorable por la que está pasando el Madrid, la situación pre-catastrófica en la que nos encontramos los españoles va a mejorar. Pero volviendo al partido de esta noche, olvidando nuestros amores futbolísticos, sería bueno que analizáramos el comportamiento de todos los jugadores del equipo local. Hoy, esos catorce jugadores han luchado al cien por cien, por alcanzar el triunfo, que se sabía difícil de alcanzar. Fue necesario fajarse con el contrincante, sin descanso, durante los noventa minutos que duró el partido, y así lo hicieron. Pusieron, sobre el platillo de la balanza, pundonor, sufrimiento e ilusión, y la balanza se balanceo a su favor. Así, se triunfa siempre.
¿No os parece, estimados camaradas y amigos, que esas virtudes son las que deberíamos de poner nosotros, los mayores añadiendo experiencia y los jóvenes vigor, además de inteligencia ambos, para lograr que la balanza empiece a inclinarse poco a poco hacia este lado? ¡Claro que soy un soñador! Pero no de imposibles. Imposible es todo aquello que no se intenta. Más se fracasa por omisión que por acción, aunque sea fallida. Es más, si dejamos pasar esta ocasión sin hacer que nuestra presencia, limpia y honesta, sea el vehículo que lleve la voz de la denuncia contra este sistema político, los sinvergüenzas que lo “mangonean”, y hasta al que por haber recibido una buenísima herencia, no sabiendo mantenerla y aumentarla, la vendió por unos barquitos, unos cuantos paseos por la nieve, y unos magníficos vinos en las comidas, creo que se nos podría acusar de colaboracionismo por las generaciones futuras.
Las más extraordinarias epopeyas se alcanzaron épicamente.

1 comentario:

Rafa España dijo...

De acuerdo al 100%. Lástima que andemos descabezados, sin lider que nos movilice para la labor encomendada.
Si la providencia -y no puede ser otra- nos trae un jefe, un guía al que seguir...allí me encontrarás dispuesto a darlo todo.
Un abrazo, Eloy.