Ya lo dijo Confucio -¿o no fue él?- “¿socialista y honrado? ¡Estás errado!”.
Es raro el día que asomándose uno a los titulares de los periódicos, no destaque entre tanta hojarasca la chorizada perpetrada por la horda socialista. Ya sea a nivel estatal, autonómico –con tan escasas autonomías, hace falta tener tino- o municipal. Ahora mismo, sin echar mano a asuntos de ayer, tenemos en el PSOE de Madrid, a la señora Trinidad Rollán, junto a otros trece ediles de Torrejón de Ardoz, por estar mezclada en una permuta de terrenos que ha merecido la sentencia de ocho años de inhabilitación para ocupar cargos públicos.
Tomás Gómez “el iluso”, juega al despiste diciendo que es simplemente un “asunto administrativo” (este sujeto es tan embustero, que quiere hacer pasar por algo simple, lo que es un delito cuya figura es PREVARICACIÓN. Los barandas del PSM aseguran a borbotones que en ese tránsito no hubo enriquecimiento. Y vosotros ¿Qué creéis? Ya, lo mismo que yo. Claro; los jueces solo han apreciado prevaricación; el tiempo nos pone a cada cual en su sitio.
También, de reciente aparición, tenemos el caso de Juan Cornide, gerente del PSOE y, en sus ratos libres, empujador de obras del ministerio de Fomento (el huertecito de don Pepiño) hacia algún amiguete, con quien se sienta en la suculenta mesa de algún restaurante de interminable fila de tenedores. El partido del señor Cornide (he estado a punto de cometer la equivocación de cambiar la (i) por (u) y la (e) por (o), habría sido fatal) defiende que el señor antes mencionado, así no me confundo, contestando al golfo de turno, solo quiso ser cortes.
Señores socialistas: según se dé el empujón, se podría calificar de estas maneras: un empujón en el área, es penalti sin ninguna duda; un empujón a una persona mayor o desvalida, es una gamberrada; un “empujón” a una dama joven y bella, sin su permiso, es una violación; un empujón a una empresa de la construcción, propiedad de un amiguete, es una CABRONADA, de las que los socialistas tan bien se les de hacer.
Es raro el día que asomándose uno a los titulares de los periódicos, no destaque entre tanta hojarasca la chorizada perpetrada por la horda socialista. Ya sea a nivel estatal, autonómico –con tan escasas autonomías, hace falta tener tino- o municipal. Ahora mismo, sin echar mano a asuntos de ayer, tenemos en el PSOE de Madrid, a la señora Trinidad Rollán, junto a otros trece ediles de Torrejón de Ardoz, por estar mezclada en una permuta de terrenos que ha merecido la sentencia de ocho años de inhabilitación para ocupar cargos públicos.
Tomás Gómez “el iluso”, juega al despiste diciendo que es simplemente un “asunto administrativo” (este sujeto es tan embustero, que quiere hacer pasar por algo simple, lo que es un delito cuya figura es PREVARICACIÓN. Los barandas del PSM aseguran a borbotones que en ese tránsito no hubo enriquecimiento. Y vosotros ¿Qué creéis? Ya, lo mismo que yo. Claro; los jueces solo han apreciado prevaricación; el tiempo nos pone a cada cual en su sitio.
También, de reciente aparición, tenemos el caso de Juan Cornide, gerente del PSOE y, en sus ratos libres, empujador de obras del ministerio de Fomento (el huertecito de don Pepiño) hacia algún amiguete, con quien se sienta en la suculenta mesa de algún restaurante de interminable fila de tenedores. El partido del señor Cornide (he estado a punto de cometer la equivocación de cambiar la (i) por (u) y la (e) por (o), habría sido fatal) defiende que el señor antes mencionado, así no me confundo, contestando al golfo de turno, solo quiso ser cortes.
Señores socialistas: según se dé el empujón, se podría calificar de estas maneras: un empujón en el área, es penalti sin ninguna duda; un empujón a una persona mayor o desvalida, es una gamberrada; un “empujón” a una dama joven y bella, sin su permiso, es una violación; un empujón a una empresa de la construcción, propiedad de un amiguete, es una CABRONADA, de las que los socialistas tan bien se les de hacer.
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