Por primera vez en la historia de España, la generación siguiente, vivirá peor que la anterior. Nunca, ni en las peores épocas, desde Atapuerca hasta el año 1975 (1.800.000 años), jamás, había ocurrido algo semejante.
¡Gracias cabrones de la Democracia! Perdón, quería decir, sacerdotes de la Democracia (¡que lapsus!). Me pongo de rodillas y doy tres cabezazos en el suelo, en señal de agradecimiento infinito. Mi generación pasará a la historieta, gracias a vosotros, cochinos políticos de mierda, por ser la última que disfrutó del privilegio de ver a sus hijos y nietos, vivir de la caridad (será Cáritas o cualquiera otra organización religiosa); o de lo poco que nos quede a los privilegiados que conocimos tiempos mejores, cuando los españoles de la inventada “clase media” adquirieron, con su esfuerzo y un buen gobierno, el derecho a la propiedad. Sí, sí; lo iba a decir: ¡Los años de la oprobiosa!
Pero no nos vamos a poner nostálgicos; el tiempo pasa llevándose todo, lo bueno y lo malo. Pero no hay que quedarse contemplativo, esperando que lo malo se lo lleve “el viento, que es el único dueño de la tierra” que diría el memo monclovita. Los mayores, porque no debemos permitir que a nuestros hijos y nietos, estos arribistas les impidan defender con dignidad su derecho a una vida mejor, con el producto de su trabajo.
Los españoles tenemos que recuperar el valor que se nos suponía y que, llegado el “momento” lo mostrábamos con toda la fuerza de nuestros “corazones”. Los que Dios nos puso entre los muslos. Vosotros; a los que os dimos la vida ¿no seréis capaces, con la ayuda de vuestros hijos, de salir a la calle a exigir los derechos que os han sido arrancados? ¿Vais a dejar que esta banda de sinvergüenzas os deje en pelotas? Para alcanzar el nivel de vida que los españoles llegamos a alcanzar, del 1939 hasta 1975, murieron muchos de nuestros antecesores, y sus hijos, tuvimos que pasar hambre y frio, como para regalar. ¿Dejareis que “aquello” haya sido en balde?
Mientras muchos estáis en el paro, sin perspectiva halagüeña, seres como Pepiño, Pajín, X González, JM Aznar, y un larguísimo etc, tienen asegurado su bienestar económico de por vida. Mientras una persona honrada ha de vivir con una pensión insuficiente, y a los que están en activo les alargan el periodo contributivo a 41 años y la edad para jubilarse a los 67 años; ellos, cualquier inculto zafio de los que se sientan en un escaño, a la sustanciosa paga vitalicia pueden unir, al retirarse o ser retirados, otros sueldos conseguidos, los que tengan alguna lucidez, con alguna actuación financiera.
Hoy estoy de muy mala leche. Otra vez se ve a la gente andando por la calle, como en los últimos años del Xfelipismo: tristes; caminan encorvados por el peso de sus desgracias, todas ellas, por culpa de un “sistema político” perverso, que da cobijo a la indecencia, al choriceo y al cambalache.
“Gafas y lentes; peines y tijeras; navajas y carteras”... este es runrun del Congreso y el Senado.
Yo, me retiro a mí trinchera.
¡Gracias cabrones de la Democracia! Perdón, quería decir, sacerdotes de la Democracia (¡que lapsus!). Me pongo de rodillas y doy tres cabezazos en el suelo, en señal de agradecimiento infinito. Mi generación pasará a la historieta, gracias a vosotros, cochinos políticos de mierda, por ser la última que disfrutó del privilegio de ver a sus hijos y nietos, vivir de la caridad (será Cáritas o cualquiera otra organización religiosa); o de lo poco que nos quede a los privilegiados que conocimos tiempos mejores, cuando los españoles de la inventada “clase media” adquirieron, con su esfuerzo y un buen gobierno, el derecho a la propiedad. Sí, sí; lo iba a decir: ¡Los años de la oprobiosa!
Pero no nos vamos a poner nostálgicos; el tiempo pasa llevándose todo, lo bueno y lo malo. Pero no hay que quedarse contemplativo, esperando que lo malo se lo lleve “el viento, que es el único dueño de la tierra” que diría el memo monclovita. Los mayores, porque no debemos permitir que a nuestros hijos y nietos, estos arribistas les impidan defender con dignidad su derecho a una vida mejor, con el producto de su trabajo.
Los españoles tenemos que recuperar el valor que se nos suponía y que, llegado el “momento” lo mostrábamos con toda la fuerza de nuestros “corazones”. Los que Dios nos puso entre los muslos. Vosotros; a los que os dimos la vida ¿no seréis capaces, con la ayuda de vuestros hijos, de salir a la calle a exigir los derechos que os han sido arrancados? ¿Vais a dejar que esta banda de sinvergüenzas os deje en pelotas? Para alcanzar el nivel de vida que los españoles llegamos a alcanzar, del 1939 hasta 1975, murieron muchos de nuestros antecesores, y sus hijos, tuvimos que pasar hambre y frio, como para regalar. ¿Dejareis que “aquello” haya sido en balde?
Mientras muchos estáis en el paro, sin perspectiva halagüeña, seres como Pepiño, Pajín, X González, JM Aznar, y un larguísimo etc, tienen asegurado su bienestar económico de por vida. Mientras una persona honrada ha de vivir con una pensión insuficiente, y a los que están en activo les alargan el periodo contributivo a 41 años y la edad para jubilarse a los 67 años; ellos, cualquier inculto zafio de los que se sientan en un escaño, a la sustanciosa paga vitalicia pueden unir, al retirarse o ser retirados, otros sueldos conseguidos, los que tengan alguna lucidez, con alguna actuación financiera.
Hoy estoy de muy mala leche. Otra vez se ve a la gente andando por la calle, como en los últimos años del Xfelipismo: tristes; caminan encorvados por el peso de sus desgracias, todas ellas, por culpa de un “sistema político” perverso, que da cobijo a la indecencia, al choriceo y al cambalache.
“Gafas y lentes; peines y tijeras; navajas y carteras”... este es runrun del Congreso y el Senado.
Yo, me retiro a mí trinchera.
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