Nadie recoge los escombros a pesar de los bien envueltitos que se ven; claro que para lo que sirven...
La vida en la calle, en el trabajo o en nuestra propia casa con la familia, de manera natural, nos pone ante los ojos cantidad de buenos consejos, de avisos mudos de dificultades y peligros que acechan, revolotean sobre nosotros y también nos señala que debemos o no debemos hacer.
Esa fotografía que esta misma mañana he pillado en la calle don Ramón de la Cruz, aquí en Madrid, con la cámara de mi teléfono, es el espejo en el que deberían mirarse la mayoría de los políticos de este país, y sus máximos dirigentes, tres veces al día -antes del desayuno, en el almuerzo y la última toma en la cena- como se hace con los medicamentos.
Es triste para muchas personas que un día, del año 2006, en Barcelona (para toda Cataluña) saludaron esperanzados la aparición en la escena política de un partido político constitucionalista, Ciudadans, para enfrentarse al entelético separatismo, ver como por un exceso de ambición, utilización del triunfo en Cataluña, para alcanzar el mismo resultado en las Cortes Generales, ahora se les ve así. Esta segunda fotografía, como se ve, está hecha por la noche, cuando con mis hijos salimos del trabajo. Parece que a este escombro ni siquiera para relleno en un terreno quebrado lo quieren, a pesar de ir acompañado de basura que podría servir de abono.
Subir siempre presume un esfuerzo superior, muchas veces hasta un esfuerzo titánico para llegar a alcanzar una buena posición. ¡Mira si nos lo habrán advertido! No es bueno creer que ha llegado el momento de desplegar un chinchorro de bananero a bananero y dormirse a la pata la llana, porque mantenerse la mayoría de las veces es mas duro que la escalada.
El peligro de terminar sus días en una escombrera es algo que, como le está pasando a Cs, también le pudiera pasar al PP, si no se encuentra a la persona capaz de darle un "toque de calidad". Y es que es prácticamente imposible perdurar en política sin unas sólidas raíces ideológicas fácilmente reconocibles a las que los ciudadanos puedan apoyar con sus votos.
Ese no es el caso por ejemplo, del PSOE ni de los comunistas pintados de morado de Podridos y el PC. Esos tres partidos tienen profundas raíces que les sujetan a la política, no solo a la que nos está jodiendo, sino a la política mundial. Son hijos del odio; de la envidia, del rencor, del resentimiento, las checas, de "Paracuellos", del "tie que veni con nosotro a declarar", de los angustiosos "paseos", de los fusilamientos en las tapias de los cementerios, de las matanzas de clérigos, monjas, seminaristas... En fin, que no son los casos de Cs y PP que lo único que les ata es la erótica del Poder, por el Poder. Y a algunos de sus lideres y ex lideres, también la otra erótica.
Así se comprende que en el PP convivan armónicamente católicos practicantes con sacrílegos y ateos reconocidos; abortista y antiabortistas; monárquicos y republicanos; personas honradas y sinvergüenzas de hábiles manos y profundos bolsillos.
Seguro que también habrá algún que otro nostálgico franquista que cómodamente en ese ambiente vive despistado, como aquel vejete de la tele: "que ¿otra vez el Madrid campeón de Europa? y Franco ¿que dice de eso? ¿aun vive?"
Nos queda VOX; pienso que, aunque no fuera más que de reojo, bien debería de vez en cuando echar un ojo al paquete de escombros. Mejor evitar que curar.
Eloy R. Mirayo.
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