Yo también he pasado desde agosto del 2024 hasta el 1 de este agosto esperanzado en que algo muy bueno (¡por fin!) nos pudiera llegar a pasar a los españoles, además del veraneo, algo que daría un giro espectacular a esta maligna anormalidad, producido desde dentro de España o desde fuera, con la intervención de los organismos europeos y mundiales de los que dependemos, una vez cedido nuestro albedrío. Un algo que descerrajaría la hecatombe sobre el Mal, afectando con la máxima gravedad a quienes encabezan el bipartidismo en nuestra política nacional.
Hecatombe que, una vez hecha limpieza general, sea creadora desde ese presente restablecedor de lo que fue y tuvo España, enseñándonos el futuro que ella se merece. Futuro que, al fin y al cabo, es el de todos los españoles, y de todo extranjero que nos haya venido con el deseo de ganarse honradamente la vida con su trabajo.
Hoy es día 12, casi medio mes vencido y… ¿Está claro que mi futuro como vidente es un asco? Pues eso.
Mi deseo no es tan drástico -¿pena capital? una mica menos- para atajar el mal que nos está infringiendo esta banda mixta de ajenos a la decencia, y desconocedores absolutos de aquello que en tiempos pasados mereciera tanto respeto y que no es otra cosa que ¡la vergüenza! Banda poligubernamental creadora de masa delincuencial en la que intervienen corruptos prevaricadores, golpistas, asesinos bajo manto que no pueden tapar sus crímenes, puteros, cocainómanos, usurpadores de títulos universitarios (pero ¿cómo es posible tanta cantidad va saliendo de gilipollos, gilipollas y gilipolles que están apareciendo retratados diariamente en los distintos medios de comunicación?
Óigame, son… nuestros políticos del momento, herederos de “aquellos padres de la patria”. Ah, claro, mecachis, mecachis. Y ¿no había mejor genero? ¡a quien se le ocurriría ir de compras al Cobo-Calleja! Todo eso me lo cuento a mí mismo y, además de no creerlo, me dan mareos. ¡Mia tú! Comprar en “Saldolandia” es aventurarse a comprar, como alguien compró pa mi patria, un Sánchez que, visto lo visto, en cualquier otro país europeo, estaría sumando días hasta hacerse viejo en prisión. Con eso me conformo. Es que yo soy muy modesto ¡coño!
Eloy R. Mirayo.
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