Escuchar decir a Oscar López que llegaba a la política madrileña con la promesa de no insultar y combatir el insulto y en la siguiente oralpiciada, soltar una andanada de insultos y acusaciones falsas, para mi entender, y para el entender del ciento por ciento de los madrileños con inteligencia, sin temor al fallo se ha llegado a la conclusión, con estudio previo, de que no existe nadie en el Mundo tan gilipollas como este López.
Al tonto de los cojones, en la primera aparición ante los medios de comunicación, no se le ocurre otra cosa que soltar, pasándose la promesa por el arco del triunfo -quizás a mala leche, hay mucha maldad en el PSOE- le debieron pasar el escrito, él no parece muy listo, con los contradictorios insultos y las acusaciones: “la verdad de una política sucia basada en el bulo y el insulto para destruir a los rivales, nada más. Esa es la verdad, lo sabe todo Madrid”. ¡Gilipollas! eso contra la señora Ayuso, sirena de afilada dentadura, y su equipo, se llama suicidio político por descomposición pedorrera.
Esto, jodido tonto (los puntitos anaranjados son el todo territorial en donde sacó mayoría el PSOE) es lo que sabe todo Madrid, que os mandó a la mierda.
Las personas decentes e inteligentes de nuestra capitalina región ya andamos enterados, aunque algunos no seamos votantes de la señora Ayuso, de que mientras esa señora tan malvada –acusa el muy imbécil- que se caracteriza por emplear “técnicas mafiosas” y es miembro de la “fachosfera”, sonoramente eructaba después de tragarse al incoloro, inodoro e insípido Lobato en las últimas elecciones autonómicas, cuando alcanzó nada menos que 71 escaños, el 47,39%. El PSOE, porque imbéciles los hay a racimos en todas las regiones de España –en algunas se juntan con los hijos de puta, y así les va-, se quedó en 27 escoños, los mismos que los rojos de MM. Estos últimos son los comunistas de siempre, que pretenden engañarnos cambiando el bote. Eso ya no cuela, la mierda es mierda dentro de un bote de hojalata, dentro de una pieza fina y elegante, sin pecar de cursi, de porcelana japonesa estilo Koimari
o entrando en el elenco de las matrioshkas rusas.
Eloy R. Mirayo.
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