Difícil lo tenemos los españoles decentes para discernir quién, a lo largo de este casi medio siglo de régimen democrático, es más “chorizo”, si PP o PSOE (estamos ante ellos como los espectadores del tenis siguiendo el vuelo de la pelota). Descontándole al PSOE, porque esos son otras “alhajas”, aunque del mismo kilataje, las distintas raleas delincuenciales del comunismo, aunque en muchas ocasiones hayan choriceado juntos, tal como estamos viendo en están lamentable actualidad.
Y lamentándonos “sotto voce”, como temiendo que si “alzarsi voce” fuésemos denunciados como expendedores del fango. ¿Será posible que estos cabrones/as hayan conseguido a la primera voz de mando tenernos temblorosos y haciéndonos caquita encima? Si no hay respuesta con esto, pues, eso.
Hasta esta fecha en la Autonomía de Valencia han fallecido personas como consecuencia de una DANA… ¿De la DANA? ¿Qué 215 personas que hasta ahora se reconoce son victimarios únicamente de la DANA? ¡Anda y que les jodan, a Pedro Sánchez, a sus ministros y al señor Mazón y hasta al mismísimo señor Feijoo! Y el “chulo del Ramiro” aún se permite “el chiste” de pedir aplausos a su gestión. ¡Patadas en los cojones hasta ponérselos por corbata es lo que merece él, todo su equipo de gobierno, el gobierno valenciano y hasta el mismísimo sistema autonómico que ha sembrado la desafección entre nuestras diecisiete regiones.
A nadie, por corto de inteligencia que esté el pobre, se le ocurriría discutir sobre la dificultad que ofrece enfrentarse a un fenómeno meteorológico de grado medio y mucho menos a una “furia desatada” tan criminal como ha dejado claro ser el día 29 de octubre esta DANA; pero, no toda la carga de la maldad; no todas las víctimas y no toda la ruina lo aporta ella (hay que joderse, siempre que España resulta Jodida -con perdón- de paso que se nos jode a los españoles, PP y PSOE forman la pareja de baile) que en un tanto por ciento muy alto, la Justicia nos señalará a quienes fueron sus necesarios cooperantes. No cabe como eximente la falta de conocimiento ni carecer de la adecuada preparación ante semejante horror.
Eloy R. Mirayo.
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