miércoles, 25 de septiembre de 2024

DEMOCRACIA A LA ESPAÑOLA.

A la hora de pagar un individuo una consumición de 2,50 euros, con una moneda de dos euros, miraba la moneda repetidas veces haciendo gestos de no entender la reclamación del que quería cobrar, e insistía en el escrutinio de la moneda por sus dos caras. No le dé más vueltas caballero, intentando hallar más valor en una de las dos caras de la moneda de dos euros porque la moneda tiene el mismo valor por cualquiera de sus dos caras, le dé usted las vueltas que quiera darle.

Eso es lo que les ocurre a los españoles, les cuesta discernir -ya con las papeletas en la mano y frente a las urnas- respecto a la política, y la actitud conocida de algunos/as -demasiados/as- los filo delincuentes, que de ella comen– seguros de que seguirán comiendo en el futuro aún lejos de la “teta política” -graciosa regalía que va pagando mensualmente el gobierno con nuestro dinero, hasta su total “cancelación”: RIP-, ante el “cuasi monopolio” del poder político en manos de PSOE y el PP.

Mis compatriotas se sienten incapaces de descubrir en aquello que les está –que nos esta, yo también cargo con lo que me toca- haciendo sufrir a diario, no es otra cosa que la democracia a la española, totalmente al desnudo; “resplandeciente” versión, a relieve y a todo color del tristemente famoso timo del “Tocomocho”.

Así son los españoles ante las urnas electorales, no es exageración, miran y dan mil vueltas a las papeletas y, como el menda de la moneda de dos euros, se muestran dudosos en cuanto a quien votar para que sus problemas creados y muy bien conservados por quien en el momento tiene las “riendas en la mano”, les ayuden -vana ilusión rápidamente defraudada- a resolverlos sin ser capaces, después de casi cincuenta años, de entender que “esos billetes de lotería” son totalmente falsos por ambas caras y que su insistencia en querer elegir la cara buena (repito ¡después de casi cincuenta años!), si no cambia su proceder y mueve el cerebro para que brote la necesaria inteligencia para votar a algo más prometedor, que si lo hay -y muy patriótico-, les acabará costando tan caro, como a Mari: sus dineros y sus ahorros, el coche, el piso y hasta las alhajas, si es que con anterioridad el Sistema, no se las ha espabilado ya.

Eloy R. Mirayo.


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