“¿Quién nos vendrá a cambiar la cara de gilipollas que se nos quedará el día que el “Gómez-Pumpido” de turno acuse al juez Peinado por prevaricador?” No me voy a poner la medalla por la avanzadilla; pero si, la guardaré en la vitrina junto con los demás trofeos… si es que llegan.
Y es que no es necesario ser la bruja coruja para prever en el porvenir algo que se nos ha hecho tan “normal” y tan diariamente dañino como es el hijoputismo del PSOE.
Pienso que la medida siendo tan transparentes como el cristal de... -iba a decir la “Luna Pulida Cristañola”, lo que no viene al caso pues esos vidrios son como espejo, de mucha calidad, pero son espejo, que no ofrecen transparencia-. Ante su más que reconocida transparencia pienso que en toda España no ha debido sorprender a nadie… quizás a Feijoo…
En cuanto a lo de “la Cristañola”, si esta gentuza con su adalid al frente hiciera poses ante ella, únicamente reflejaría la cara de la maldad más piojosa, más casposa y retorcida. Y si siguieran mirándose regodeándose en ello, lo que se vería es la cara de la peor miseria humana: la cara de la traición, la cara del odio; la cara de la envidia, la cara de la avaricia, la cara de la lujuria y la coca; la horrible cara de la soberbia del necio.
Esta batería de “fotos”, común en toda la izquierda, es lo que le ha empujado al chulo del Ramiro a presentar querella contra el juez Peinado simplemente porque no le admitió el privilegio de recibir las preguntas por escrito y mandar por el mismo conducto las respuestas (que le prepararían quienes tienen, que son muy escasos, mas inteligencia y mejor ortografía).
La perversa ocurrencia de presentar querella por tan singular motivo, la presencia del juez que entiende los casos de la familia del presidente Sánchez en la Moncloa (noticia mundial), viene a demostrar el nivel de ridículo del que es capaz quien la presentó, y de los que no le convencieron para que no la presentara.
Eloy R. Mirayo.
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