miércoles, 24 de julio de 2024

ENTE PERVERSO.

Un sistema político que sin aparato corrector -la justicia, la inteligencia, el respeto…- lo deja todo al buen discernir de la mayoría indiscriminada, ese es el caldo en el que hierve la Democracia, es algo que tiene todas las papeletas para alcanzar el fracaso más “sonoro”, más atroz y sanguinario, después de que todo lo que afecta a su indiscutida máxima responsabilidad, haya quedado hecho añicos por las turbas cerriles que es eso en lo que acaban siendo las oficialmente creadas y alentadas mayorías indiscriminadas.

Esto que expongo, es un retrato de la Democracia pintado por mí con brocha gorda, lo reconozco, con la autoridad que me arrogo por gozar de amplio pasado, lo que me permite comparar y dar mi opinión de esta realidad que estoy viviendo desde hace cuarenta y ocho años en este país que con tanta ansia esperó para ser homologado como democrático -y ahora ¿Qué...?

Esperar la máxima perfección de juicio en la mayoría indiscriminada es algo que solamente se le podría haber ocurrido a un cínico de grandes proporciones que, entre tanto se tocaba los cojones -sin otra cosa que hacer- tras “estudio en profundidad” del comportamiento individual del ser humano, conociendo el escaso uso que hace del cerebro y su temor a lo por venir -temor al desconocido futuro- pretendiese hacer al resto de la humanidad objeto de su propiedad, de la propiedad de todo cuanto él les ordenase hacer; y de la propiedad de todo aquello que servible, fueran capaces de crear, no por inteligencia, sino por su naturaleza. Oiga, tiró la moneda al aire, y le salió cara.

¿Cómo se puede proponer la Democracia, hay que joderse, como el mejor sistema de gobierno, con ejemplos como Maduro en Venezuela y Pedro Sánchez en España; este pasándose la Justicia por el forro de sus huevos, igual que la Constitución, el Senado, el Congreso y hasta el mismísimo Estado? Hoy me conformo con estos dos ejemplos, aprendices del indecente cínico inventor, porque son suficiente aval para mi tesis: la Democracia inorgánica es un ente perverso, a la vez que perversador, cuya única aportación al mundo es su facilidad para defecar seres de ese orden.

No se trata de Democracia, Monarquía o Dictadura. De lo que se trata es de seguir la senda que se abre ciñéndonos a la JUSTICIA como origen y regla indispensable para conseguir un buen gobierno.

Eloy R. Mirayo.


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