martes, 25 de junio de 2024

¿LO VAMOS A CONSENTIR?

Javier Milei no es la medicina, ni el espejo en el que mirarse, que necesita España para salir de la mazmorra en la que Pedro Sánchez nos tiene metidos a los españoles decentes. Y hasta a la mayoría de gilipollas -también españoles- que como borregos sin esquilar le votan a pesar que de igual manera les llega el poder de su maldad.

¡Milei; amigo España está contigo! Grito enfebrecido el pasado viernes de la multitud madrileña, con gotitas argentinas, cuando “el León de la Pampa”, acompañado de la señora presidente de Madrid se asomaron al balcón de la “Casa del Reloj”, sede de la autonomía madrileña. (Aquello parecía la celebración de la 15ª).


El, no es ese; la labor de él con la inteligencia y el valor que muestra –si es que goza de buena compañía- es posible -valorando los éxitos alcanzados hasta estos momentos, la pasada semana con inflación cero después de 30 años- que sea capaz de recuperar a Argentina; de sacarla del pozo de suciedad en donde la metieron los que llegaron después del 26 de julio de 1953 -luctuosa fecha, defunción de doña Eva Duarte de Perón-, reponiendo y llevándola, aprovechando su riqueza natural y la laboriosidad de los argentinos, hasta el lugar que llegó a tener en América  -como un país independiente y rico- también en el resto del mundo.

Lo que necesita España para su rescate ya no es Santa Gema, con su currículo milagroso, sino a la Aparición carnal de la mismísima Milagrosa, venida ex profeso a salvarnos a los españoles por indicación directa de Dios -siempre que Federico Jiménez Losantos no la culpe de formar parte “del Yunque”.

Ni los Kirchner con su rapiña en varios fascículos han sido capaces, mira que fueron contumaces y tozudos, de hacer tanto daño a la Argentina, como el que Pedro Sánchez le ha venido proporcionando a España en tan solo seis años; y por aprovechar el tiempo, ha tenido a bien ir sacándose de la manga motivos jodedores para amargarnos la vida a los españoles.

Este ejemplar fracasado de ser humano, se ha cargado, sin vergüenza -¿qué menos que unas particulillas?- uno a uno todos los hitos que dibujaron los principios fundacionales de la sociedad de la que formamos parte. Todo lo ha resumido en un solo punto: aquí se hace lo que a mí me sale de los cojones. Y… lo vamos a consentir… ¡no me jodas ninchi!

Eloy R. Mirayo.



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