jueves, 22 de julio de 2021

¿POR QUÉ NO CONSULTAN CON QUIENES LES PAGAN?

Si los políticos -con alguno de ellos se monta el gobierno-, son los representantes pagados de los ciudadanos de esta nación ¿por qué no consultan con quienes les pagan los asuntos que se intenta imponer, que en su naturaleza llevan implícita la controversia, no solo entre los representantes a sueldo de la ciudadanía -eso lo quiero resaltar hasta que me aburra; advierto que soy muy paciente- que también la controversia esta en la calle y hasta en la intimidad familiar de las casas?

Es incomprensible para personas como yo, que hemos vivido enteros los años de la "oprobiosa dictadura", tener que asistir con sufriente resignación, que es lo que nos está tocando vivir a todos -tírios y troyanos- a que un gobierno democrático -del otro ya sabíamos lo que había- salido de las urnas -por mucho que "alguienes" pudieran creer que lo hicieron de la cloaca mas apestosa; sinceramente yo eso no lo creo- respetuoso de todos los derechos habidos y abierto de patas y "popa" en posición acogedora para todos los últimamente inventados, y para los que se pudieran inventar en el futuro -si es que no hay quien ponga pie contra el muro- que sin contar con la Oposición; saltándose a lo canguro la sentencia del Tribunal Supremo y en contra del sentir mayoritario de sus patrones, los ciudadanos que pagan sus salarios; simplemente porque a su presidente le salió del "güevo izquierdo" -no podría ser de otra manera, manoseado y excitado por los de la "Ezquerra"- decidió por su cuenta -y por su cuenta y por la de Iván Redondo, ese al que Sánchez apartó, y va por la vida como un naipe del descarte- un asunto que gravemente nos atañe a todos los españoles.

Supongo que surgirá el gilipollas de siempre -cambia la persona física, pero se perpetua el gilipollas- que quizás me preguntaría si yo, durante el franquismo, me habría atrevido a pedir que se consultara con el pueblo las decisiones mas importantes.

No. Mi negativa respuesta no está condicionada por ningún tipo de temor a consecuencias negativas, sino que es hijo de la separación del común de los españoles de la política, y del convencimiento de que las cosas se estaban haciendo bien, por las personas que fueron elegidas, con el convencimiento de qué sabían hacerlas. 

En aquellos tiempos, "el ogro Franco", para componer sus gobiernos, elegía a los mejores -rara habilidad que no se aprende, aunque a última hora le fallara en lo de su sucesión, que se da muy de tarde en tarde-. Personas de inteligencia contrastada, como altos cargos empresariales, con extraordinarios expedientes universitarios o como funcionarios de carrera, de alto nivel. Siempre, todos, personas perfectamente cualificadas, para atender con profundo conocimiento las labores que les fueran encomendadas. En los primeros momentos, para empezar a organizar lo que había dejado en pie los tres años de guerra. Después se atacó la reconstrucción de las vivienda, colegios, iglesias y edificios oficiales; también hubo que reconstruir, poco a poco, la convivencia entre vencedores y vencidos, los talleres y fábricas y reinventar la economía. Algo indiscutible que se logró con enorme éxito, con el advenimiento de "la clase media". Hoy, desaparecida y sin perspectivas de volver. Después... había que acabar con tanto éxito no fuera que el franquismo fuera contagioso en toda Europa.

Ah; con el respeto que de entrada todas las personas merecemos, conviene decir que en aquellos gobiernos jamás hubo una vicepresidencia ocupada por una cajera de comercio -sin ánimo de poner en entredicho la dignidad de las cajeras porque, lo importante para sentirse digno una persona es cumplir adecuadamente con sus obligaciones. 

Eloy R. Mirayo.




  

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