martes, 24 de noviembre de 2020

LA DECEPCIÓN DEL PNV.

En la lejana antigüedad de la "convulsa" España del franquismo, se decía que los vascos eran de carácter serio, de modales rudos que podrían equivocadamente ser tildados de brutotes, pero que, bajo esa imagen, había un ser humano de comportamiento honrado y muy noblote.

Eso duró como un dicho de uso frecuente en el resto de España, especialmente en Madrid, justo hasta que aparecieron los hijos de puta que con una notoria cobardía, asesinaban a personas inocentes e indefensas -¡no fueran a responder!-, demostrando, junto con algunos altos cargos del PNV (por allí andaba el jesuita renegado, Arzallus) que también entre los vascos anidaba la ponzoña. Hoy si entre un grupo de personas de bien se te ocurre alabar la nobleza vasca, lo normal es que se te rían en pleno rostro. ¿Es que no existe la nobleza entres las gentes vascas? Claro que existe, eso no ha desaparecido. La pena es que los vascos de bien, que son la grandísima mayoría, no han sabido cómo hacerla brillar por encima de la mierda separatista.

No me gusta decir que voy a poner un ejemplo, porque luego, mi reconocida ignorancia no me permite saber como hacer eso: poner un ejemplo. Pero, por eso motivo, sin que se pueda tildar de ejemplo, si no de simple anécdota, he visto ayer o... anteayer, en la televisión, al señor Iñigo Urcullu, presidente de esa comunidad autónoma (para mí Las Vascongadas) criticar, con apariencia de enfadado, como si se sintiera estafado, que señor Sánchez, sin contar con las comunidades, se presentara mas sonriente que el muñeco de Netol;


triunfante, cantarín y dadivoso, entregando a todos los españoles, como regalo pre navideño, el plan totalmente pergeñado por él y un poquito por su equipo de gobierno (mentira jodida; se lo han preparados personas capacitas -algo difícil de encontrar en su cercanía- de fuera de su divisa) para agilizar de manera organizada la traída de la tan ansiada y vital vacuna anti Covid a España; su distribución ya dentro del país, y la planificación organizada de su aplicación; eligiendo, también por su inspiración, las más necesarias prioridades.

Sentirse decepcionado el PNV, y los señores que lo mueven (se supone que están dolidos individual y en colectivo por no haber sido advertidos e invitados por el señor Sánchez, después de las constantes "lamidas culeras" con las que se colaboró para llegar a situarle primero, y con las que se le sigue sosteniendo en la Presidencia del Gobierno) comprobando el triunfo vacunero, es el "muy personal triunfo" del señor Sánchez (el manto púrpura él solo se lo echa sobre la propia espalda), sin permitirle a ellos, como mínimo pago a las lametadas dadas, tomar parte en el festejo, y así poder seguir presumiendo de la Sanidad Vasca. ¡Eso jamás le será perdonado...! Hasta el próximo cambalache. O así.

Nadie que haya tenido cercanía de intereses con el señor Sánchez tiene derecho a sentirse engañado, después de lo que ese señor ha venido haciéndoles a cuantos han llegado a acuerdos con él. Coño; si hasta a los de BILDU les ha "tangao" con el tema de la Reforma Laboral. Este Sánchez es tal como fuera don Juan Tenorio, se jode hasta a las esquinas, ya que suenan a femeninas. Los dirigentes del... Pene ese, no se deberían sentir dolidos por engañados, sino haber sido descubiertos como simples gilipollas.

Y, eso es ahora, para desgracia del buen pueblo vasco, lo que han conseguido sus dirigentes: una imagen del individuo/a vasco/a (a todo se acostumbra uno), tan alejada de la realidad actual, y de la realidad que se veía en aquella vieja lejanía franquista, totalmente cercana a la realidad (dejando a un lado los hijos de puta del separatismo terrorista): seriedad, brutotes de apariencia, honradez, constancia y nobleza.

Así es, pero ya nadie lo dice ¿para qué?.

Eloy R. Mirayo.



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