miércoles, 4 de noviembre de 2020

¿CUANTOS ATAQUES ESTÁ DISPUESTO A AGUANTAR EL ESTADO SIN PROTESTAR?

 ¿Cuántos ataques está dispuesto a aguantar el Estado sin protestar? 

Ya, hasta desde lo nunca visto bajo el manto estrellado del firmamento: ataques desde su mismísimo Gobierno, sin el menor respeto, con una reiteración "drogodependencial",  inexplicable; sin que nadie desde la política, salga con hombría de bien, poniendo énfasis especialmente recio y sonoro en su defensa.

Eso es lo que muchos españoles nos preguntamos extrañados ¿Cómo es posible que la ministra de educación le discuta al Estado la obligatoriedad de que el idioma Español (castellano) sea idioma vehicular en todo el territorio español? ¿Cómo es posible que "el colocao por el vicepresidente" ministro de Consumo, acuse al Jefe del Estado, y siga con su trasero sentado en el sillón ministerial, de "maniobrar contra el Gobierno"? ¿Cómo es posible que el "colocador de necios", el vicepresidente también se permita, en su desproporcionada fanfarronería, acusar al Jefe del Estado de "falta de neutralidad"? No creo que a nadie le resulte incomprensible que los españoles echemos en falta algo o "alguien" que tenga la facultad de llamar al orden a cualquiera de esos gilipollas que se entretienen, porque su inteligencia no da para más, en utilizar los nuevos sistemas de comunicación para injuriar, no ya a don Felipe VI, rey de España, sino al Jefe del Estado, del que, para mayor INRI, sin el menor mérito opíparamente comen de él.

El fallo, no único, pero si el que pudiera resultar "el gran fallo", de los que redactaron esta Constitución,  a mi parecer es no haber instituido un Órgano Superior que defendiera a la más alta institución: la Jefatura del Estado, ante la aparición más que probable -como se está viendo- de la villanía de políticos encamisados de caudillines de sucias tropas de enanos mentales, con hechuras de dictadorzuelos bolivarianos, que pudieran llegar a su prescripción en secreto con zurrapas de todas las malas leches, como las que actualmente les tienen "colocaos en to lo arto".

No se trata de ser monárquico, o no; de ser republicano, o no.  

De lo que se trata, eso nos parece a las personas sensatas, es de respetar a todo lo que representa el Estado, como símbolo de la unidad de las regiones y de las personas que convivimos dentro del territorio nacional. Al Estado se le debe respeto porque él es el garante de todos los derechos. Respeto que de igual manera merece quien ostenta su Jefatura.

Hoy el Jefe del Estado de España es don Felipe de Borbón y Grecia -que además es Rey de España-, y mañana -es un decir- podría ser Francisco Alegre y Olé; persona a la que se le deberá el mismo respeto.

Quizás lo que sería bueno, habida cuenta, es contrastar si así la Jefatura del Estado, ninguneada por quienes tienen el deber de defenderla, es una institución que por los beneficios que genera es merecedora de ser conservada y protegida, o por el contrario, al no encontrarla beneficiosa, hacerla desaparecer; borrarla de la Constitución y poner en el palacio de La Zarzuela - y también en la Santa Cruz de los Caídos y el Palacio de Oriente- el cartel de "se alquila", con precio ajustado y revisado por el ministerio tal o cual. Dando gustirrinín, por ser lo que parece que quieren, a 

las nuevas corrientes prosoviéticas de los pueblos de España.

Eloy R. Mirayo.






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