martes, 14 de julio de 2020

UN FUTURO NEGRO Y VACÍO DE SENTIMIENTO NACIONAL.

El mini nacionalismo larvado y sibilino va avanzando poco a poco, elección a elección, sin que nadie le dedique ni un mísero alzamiento de ceja. Este neo nacionalismo no es grama natural de la que nace en el campo por su propio ímpetu, sino un césped cuidadosamente tratado en la sede de algunos partidos, sin reparar en el peligro que puede llegar a representar. 

Así, como brotado de manera repentina, como suele cubrir cuando te ataca la colitis, llegará el día que nos levantaremos de la cama, en Madrid, por poner un ejemplo, y nos veremos rodeados de pequeños paisillos, "las antiguas autonomías", cuyos mini reyezuelos, que a eso es lo que aspiran algunos politicastros, con el talante que, según si sus parejas hayan sido complacientes o no en el intento de "polveteo", nos permitan o no pasar por su territorio, camino de alguna llanura, cerro, o de uno de los distintos litorales, si es que esos reyezuelos estuvieran en su ánimo dispuestos a acogernos.

Para ver semejante futuro no es necesario ser Julio Verne, tener los conocimientos de Nostradamus, o asomarse uno a la bola de cristal de la "bruja Lola", y que ella nos lo cuente. ¡Ni mucho menos! Los resultados que se están dando últimamente en las consultas electorales, por poco interés que se ponga en su estudio, lo confirma con claridad meridiana.

Para no irnos más lejos, tenemos los resultados que se han dado este pasado domingo en las provincias vascongadas y gallegas, haciendo un momentáneo hueco para poner a don Alberto Núñez Feijóo, unos pocos momentos al fresco. Lo que nos muestra la "foto" que ha quedado, para cualquier persona normal, no ofrece dudas: menos un puñadito de escaños, puramente constitucionalistas, los cinco del PP y uno de VOX, en las provincias vascongadas, los demás escaños en juego en ambas provincias, están en manos de nacional-separatistas; haciendo grupo con los votos, cada vez menos, de los socialistas, tan proclives a "bailar abrazaditos" con los enemigos de España.

El domingo pasado, una vez alcanzado el cien por cien de los votos en Galicia, hablé por teléfono con un buen amigo gallego, residente allí, en una finca preciosa cerca de Sada, para darle la enhorabuena -es votante del PP- y llegamos a la conclusión de que el triunfo tan holgado de Nuñez Feijóo, es como consecuencia de su política nacionalista gallega (¡ojo! todos hemos conocido a quienes siendo incondicionales del Real Madrid, por empeñarse en acudir al Metropolitano, contaminado, ha terminado siendo "forofo" del Atleti y del "Cholo", que tiene cojones) hasta ahora no exógena, aunque  pudiera ser que sin intención por parte del gobierno autónomo, esté dejando sembrada la simiente de la mala hierba que tan fuerte; tan cobardemente agresiva y tan poco atacada, ha infectado gravemente a las provincias Vascongadas y Cataluña.

En Galicia, con el 48% de los votos vuelven a mantener el PP, parece una circunstancia sin más, a don Alberto Núñez Feijóo, y la opinión de algunos estudiosos de la política apunta, refrendando mi opinión, a que la mayoría de las personas que componen ese 48%, al introducir la papeleta en la urna, pensar que está votando por España posiblemente sea el último pensamiento que se les ocurriera. No porque odien a España, ni que en su fuero interno no se sientan españoles, sino porque España, en ese circunstancial momento les es... otra cosa.

Igual que pasa con el casi vacío que se ha dado en las recientes consultas en las Vascongadas; y los resultados que suelen darse en Cataluña. Como español de toda España, veo ante mí un irremediable, salvo acciones drásticas, futuro negro y vacío de sentimiento nacional: ¿donde están esos catalanes que salieron hace pocas fechas con la Bandera de España, haciendo gala de su españolismo, cuando se dan estas circunstancias; o también los vascos, que son muchos los que con toda lógica se saben y se quieren españoles?. Eso es lo que algunos nos preguntamos. Me encantaría recibir respuesta.

Eloy R. Mirayo.



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