miércoles, 27 de noviembre de 2019

CABREO.

La gracia del sistema del "bien estar" que nos ha traído el progresismo es que nos tiene a todos los españoles y a los legalmente asimilados muy cabreados. Cuando hablo de todos cabreados, me refiero a las personas decentes entre los que raramente se puede encontrar algunos políticos, periodistas, banqueros, especuladores conocidos -también los desconocidos-, narcotraficantes, terroristas, separatistas, y demás gentes de mal vivir. Entre los que podrían caber algún que miembro del entramado judicial. 

Todos ellos juntos, como podemos comprobar a diario, con sus inmorales comportamientos y sus manifestaciones 

desvergonzadamente públicas, conforman una degradada especie, absolutamente diferente de cuantas pueblan el planeta.

Hay un cabreo que, como la nube de humo que parece estar anclada en el cielo de Madrid, nos afecta de manera general, tanto a los que vivimos en la capital del reino, como al total de los que viven en sus provincias, incluyendo ¡cómo no! a nuestros queridos archipiélagos y las no menos queridas  Ceuta y Melilla.

La cosa no queda ahí; no señor. El sistema, además del ataque a la paciencia, a la tranquilidad y al sosiego general, tiene capacidad sobrada para provocar el cabreo en porciones; las que reparte a capricho y con inusitada  generosidad. 

El ultimo motivo al que he tenido acceso, es el cabreo de los vecinos del barrio de Moratalaz que, de golpe y porrazo se les ha pegado al lomo, una conocida familia de etnia  gitana: "los Gordos" (foto y encabezamiento recogido de "El Español") a la que se la familiariza con la droga, que en argot "propio" se le dice "Caballo".

Los vecinos de Moratalaz tienen toda la razón para estar muy cabreados porque, estando estos grupos "tan reconocidos", se les permita entreverar con las personas decentes. Y ahora, si a algún gilipollas de los que se la cogen con un pañuelo de seda oriental, de delicadas imágenes bordado con motivos florales, 

porque le repugna su tacto para sacarla a mear, se le ha ocurrido leer este articulillo, y tiene el atrevimiento de tacharme de racista, de fascista y de todas esas tontunas tan en boga entre los demócacas de este país, le diré que solamente quienes tienen intereses en común con esas indeseables gentes, son capaces de estar en desacuerdo con mi opinión.

Han de ser gentes muy metidas en los adentros de esta Democracia quienes protegen al comercio de la droga, y miman paternalmente a sus comerciantes en todas sus categorías profesionales, convirtiendo una dedicación criminal contra la Humanidad, 

que debería ser perseguida -de verdad en todos los países a sangre y fuego, sin descanso- es el negocio que produce y reparte mayores beneficios económicos, con la peculiaridad de billetes y monedas para hacerse "invisibles". Lo que a las personas decentes nos  provoca ciertos comentarios y recuerdos malolientes de los familiares de personas muy conocidas cuando se dan datos sobre sus  fortunas; afloración y crecimiento de ciertas empresas; o el masivo fichaje de jugadores de algunos equipos de fútbol.

¿Dónde coño van a parar los euros del narcotráfico en España? El milagro sería que alguna autoridad política nos lo aclarara. 

Habrá que esperar la llegada de VOX al Poder.

Eloy R. Mirayo.


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