lunes, 14 de octubre de 2019

UNA SIMPLE ENSOÑACION.

Hoy, por segundo día -el primero fue "soplado a los medios" ayer-, los españoles hemos vuelto a conocer, esta vez desde la oficialidad judicial, la sentencia aplicada a los golpistas que, desde la Generalidad de Cataluña, institución del Estado, proclamaron la República de Cataluña, y la separación del resto de España.

Por ser legos en los asuntos de la Justicia, debe ser el motivo por lo que no somos capaces de encontrar la lógica en algunos de los apoyos que se usan para justificar la actuación judicial.

A la conclusión que ha llegado el Tribunal Supremo, Sedición, no parece estar de acuerdo con la opinión que vierte el Real Diccionario de la Lengua Española. Sedición: alzamiento sin llegar a Rebelión, ni a Traición. 

Sin querer usar el atrevimiento de entrar en discusión con los magistrados del TS sobre si hubo o no Rebelión, de lo que nadie puede dudar es que si hubo Traición contra la integridad territorial  del Estado, llevada a cabo por aquellos golpistas, desde sus puestos políticos dentro de la Administración que debieron en su momento prometer o jurar servir. (Si así no lo hicieron, sería porque el timorato Gobierno de turno no cumplió con su propia obligación de obligarles a hacerlo. De la misma manera que obvio hacer que cumplieran con otras obligaciones dictadas en sentencias firmes por los altos tribunales de justicia: TS y TC).

Uno escucha en tertulias radiofónicas que es demasiado "buenismo" por parte de los magistrados del Supremo, creer que la proclamación de la Republica de Cataluña, que todos pudimos ver por Televisión Española, era una simple ensoñación que ilusoriamente habían puesto en marcha estos sonrientes (eso pienso yo: sonrientes. Otros muchos habrá que digan gilipollas) proclamantes. 

Seguramente que a los señores magistrados les llegó a los oídos que el "Valiente huido" y sus colaboradores, que como moñigos de la misma mierda se compactaron en la algarada, después de su aparición en las pantallas; alejados de las cámaras; agarrados de las manos y al compás de una sardana, cantaban mientras bailaban: "se lo han creído, se lo han creído, se lo han creído. Lo que nosotros no nos lo creíamos, por su manifiesta imposibilidad".

Eso no lo oímos los demás; está claro. Pero los señores magistrados... "Todos los acusados eran conscientes de la manifiesta inviabilidad jurídica de un referéndum de autodeterminación que se presentaba como la vía para la construcción de la Republica de Cataluña". ¿Todos los desmembramientos  territoriales que se han dado en Europa han gozado de viabilidad jurídica? Insisto en mi desconocimiento de cuál es el grado adivinativo que se necesita para alcanzar el oficio de magistrado, o si ni siquiera es necesario gozar de esa peculiaridad pero ¿de qué otro modo se puede llegar a la conclusión de que ninguno de los golpistas llegó a creer que con todo el ruido montado, no se llegaría a implantar de manera firmar y total la Republica de Cataluña?. Ah, si; con los discursos interesados de escurrir el bulto los encausados que, por consejo de... sus abogados, tratando de (a lo Marlon Brando, en El Último Tango en Paris) untarlo de mantequilla para intentar suavizar el "camino" penitenciario que tendrían por delante sus clientes, habida cuenta de sus actuaciones delictivas. 

Si, delictivas, cuyas graves consecuencias quizás estén próximas a explotar. Quizás habría sido bueno recordar lo que fue "Terra Lliure". 

Eloy R. Mirayo.


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