miércoles, 6 de marzo de 2019

SENTIMIENTO DE PROPIEDAD.

Algo que sea normal y lógico puede pasar a ser una gilipollez si se abusa indiscriminadamente de su uso.

Eso es lo que está pasando con el tema de la búsqueda de la Igualdad entre los dos géneros naturales que se dan en la especie humana. 

Nadie en su sano juicio 

sería capaz de creer que la mujer es inferior al hombre; ni que sea superior, como algunas mentes calentadas por activistas del feminismo cerril y beligerante, van diciendo, apoyándose en los datos universitarios: más muchachas que muchachos en las aulas. Eso simplemente son datos estadísticos que no presuponen, porque no existen estudios serios donde asirse, que haya mayor capacidad intelectual en el cerebro femenino que en el cerebro masculino, o viceversa.

Puesta la oreja a la escucha, uno saca la consecuencia, que de lo que se está diciendo al respecto, nadie de los que han creado el "frente de lucha", las organizaciones feministas en un lado y los neandertales al otro lado, no tienen interés (el interés bueno, como el buen colesterol) en reconocer la maravillosa desigualdad necesaria que forma la unidad en pareja.

Mi posición en "mi trinchera", está tan alejada del feminismo, como del machismo. Desde pequeño, en mi familia de origen, he visto trabajar por la familia, muy duramente, tanto a mi padre como a mi madre. El, puesta su inteligencia en su quehacer, que lo hacía muy bien. Ella, puesta su inteligencia en su quehacer, que también lo sabía hacer muy bien. Por supuesto distintos quehaceres.

Quizás en la familia que, junto a mi mujer hemos creado, la cosa ande desnivelada porque yo hago mi trabajo casi bien, poniendo al servicio toda mi inteligencia. Ella; mi mujer, hace su trabajo muy bien, y aún le sobra inteligencia. Pero eso no marca más que, ella, individualmente, es más inteligente que yo.

Feminismo; machismo; igualdad; paridad; violencia de género; violencia machista. 

El próximo día 8 de marzo, veremos representadas a las MUJERES (con mayúsculas) de este país, por una troupe ordinaria, vocinglera, gesticulante y soez, encabezada por la imprescindible Batukada, 

golpeando furibundo ímpetu, como quizás muchas huelguistas y manifestantes quisiera hacer en las cabezas de los "machirulos" (adjetivo muy al uso del gerrillerismo feminista para señalar a los hombres) los instrumentos de percusión que cuelgan de sus pescuezos.

Me dicen que al otro lado de las bambalinas de las protestas feministas, se esconde un sentimiento de propiedad de ciertas damas -cabeceras de cartel-, 

sobre las mujeres, que está entrando con virulencia extrema en competencia sentimental y sexual con el hombre.

En España se han ido sucediendo durante estos últimos 44 años de "liberadora Democracia", seis gobiernos: el de Suárez, sin ideología política, simplemente puesto ahí para cargarse desde dentro el Movimiento Nacional. Y los cinco que hasta el día de hoy, le sucedieron no ha sido capaces más que de mal echar unos parches al asunto de la desigualdad pero, como ha ocurrido con los graves problemas que nos acecha a España y altos españoles, los siguen coleccionando colgados, disputándoles espacio en las paredes del Congreso de los diputados, a las fotografías de lo políticos del sistema.

Desde las escuelas a las universidades, se está a la espera de un plan de estudios inteligente (¿una quimera? si; ya lo sé) que desde el primer día, al escolar, niñas y niños, se les eduque sin adoctrinamiento potenciando que los centros docentes, además del natural por qué de su existencia, también les enseñen a respetarse a sí mismos y también mutuamente, sin que exista en la educación ningún tipo de discriminación; ni positiva ni negativa.

Eso no es óbice para que, en lo que sea posible, se tomen las medidas correctas. Pero es que eso lo piden las mujeres para ellas, y lo pedimos los hombres para nosotros.

Eloy R. Mirayo.



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