¡Vamos a dejarnos de gilipolleces! No es hora de sorprendernos por algo que se sabía desde hace ocho lustros, que es más o menos el tiempo que lleva establecido este sistema tan creador y amparador de chorizadas y toda clase de irregularidades e ilegalidades.
Rasgarse las vestiduras
y arrancarse avergonzados ante el Mundo a puñados los cabellos por la continua aparición, aunque a cuentagotas, de extraños masteres fuera de cualquier disciplina universitaria, encargados por whatsapp, a distancia y a la medida, resulta como poco, además de falsedad extrema, demostración del grado de cinismo que se ha instalado en la "créme de la créme" de la reinante oficialidad.
El horterismo intelectual es lo que ha llevado a tanto inútil con carreras universitarias sacadas por los pelos, a comprar en "chunga expendeduría de masteres"
títulos que no fueron capaces de conseguir con tres materiales imprescindibles de los que carecen: memoria, inteligencia y esfuerzo.
En estas trapichondas, como en casi todas las que con toda naturalidad vienen ocurriendo en el país,
la Democracia es materno y paterno (es hermafrodita) factor omnipresente: democráticamente se evaden impuestos; democráticamente se cobran fraudulentas comisiones; democráticamente se exilan capitales en paraísos fiscales; democráticamente se actúa con nepotismo; democráticamente se adquieren masteres sin más implicación que la de pagar "un por qué sustancioso" al desvergonzado elenco demócrata que maneja el próspero "negocio" al otro lado del mostrador. Seguro que colocados en esos puestos por un poderosísimo democrático gran dedo.
Lo que está por ver, es si la polvareda levantada por el caso "Cifuentes" la señora ex presidenta de la Autonomía de Madrid,
va a ser el molde; el cliché aplicable a estos gilipollas que han salido hasta el momento, y los que, aún en la reserva, nos irá mandando el futuro.
La ministra de Sanidad, señora Carmen Montón, es la recientemente involucrada en la presunta compra de master. La falta de pudor de esta señora, según recoge Economía Digital, fue "premiada" con notables en seis materias a las que no dio asistencia.
Pero no es eso solamente lo que ahora se está en nebulosa, cuatro dudas son las que las autoridades universitarias están, presuntamente investigando.
Este asuntillo no es, presuntamente, el único nubarrón que pende sobre su currículum; su marido fue nombrado gerente de "Aguas de Valencia", con 59.000 euros de sueldo, que fue tildado de "ni ético, ni estético". Como aclara su currículum, su marido se vio obligado a dimitir (a mí también me ha costado creerlo).
Espero con gran expectación el espectáculo de que el señor Rivera, socio con el PSOE en Andalucía, exija la destitución exprés de la señora Montón (Montona para la señora de Iglesias) como ministra de Sanidad.
Esperaré sentado cómodamente; pude que sea lo mejor.
Eloy R. Mirayo.
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