lunes, 23 de abril de 2018

NO EXISTEN LOS PROBLEMAS.


Esto es Alicante. El recorrido que vengo haciendo por todas la capitales de provincias, me reafirma en la opinión de que Dios creó cuidadosamente lo que unos conocen y otros disfrutamos con el nombre de España, como modelo para hacer el resto de la Tierra. El experimento le salió muy bien; hay zonas de la Tierra que están muy bien pero, hay que reconocer que la segunda parte en su conjunto le faltó... Una mica, para igualar al "prototipo". Y es que revisando tanta maravilla, hasta se me cae la baba.

"Viva Alacant, viva Alacant que es la millor terreta del Mont". Se entiende ante esta vista, que los alicantinos estén orgullosos -y yo también- de su bonita cuna.

La primera de mis visitas a Alicante, debió ser en 1968, aún circulaban los tranvías;

entonces Alicante no era, ni mucho menos, la bella ciudad que es ahora. Pero como cualquier otra ciudad del mundo ¡los tiempos adelantan que es una barbaridad!.

¿Qué hay que ver en Alicante?, es la estúpida pregunta. Como que qué hay que ver ¡todo joder, hay que verlo todo! La ciudad entera; ¿el Ayuntamiento, el Castillo de Santa Bárbara, la Playa del Postiguet? Si; y el aire; y las estrellas de su cielo; y el mar que la contempla; y su sonido; y su olor. Nadie se vuelve de Alicante de vacío, aunque se le haya perdido el equipaje por el camino.

¿Donde y qué se puede comer en Alicante? Si allí alguien me hace esa pregunta, le propino una patá en la espinilla, por negao.

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Lo mejor de la Democaca Española es que, para ella, no existen los problemas, por mucho que haya 40 millones de españoles que estemos nadando cada día en un amenazante mar de problemas. Económicos, de seguridad física y patrimonial, y de inseguridad laboral.

Nada afecta al sistema pues, en caso de que las "aguas" comiencen a alterar su mansedumbre, siempre encuentra el ungüento apropiado para que la humedad no le moje las suelas de sus zapatos: legalización de la "cosa ajena", o la aceptación por falta de tipificación delictiva.

El Aborto. Desde una perspectiva ética y de justicia natural, es un atentado contra el individuo concebido y contra la humanidad, que debería ser perseguido policialmente y puesto en las manos de la Justicia ordinaria; pero, como la Democaca en teoría es el "gobierno del pueblo, para el pueblo" y el pueblo es el que mete la papelina en la urna de metacrilato, lo que debería ser un gran problema a "pre" resolver por los administradores democáquitos, desaparece legalizando el delito pues así, y de manera definitiva, el aborto pasa, de ser un asesinato de la persona menos capacitada para defenderse, a ser una operación similar a la extracción de una pieza dental atacada por una carie. Algo muy bien recibido, como el divorcio -"la nulidad matrimonial"- por el neocristianismo surgido a la defunción del Papa Juan Pablo II;

el neocristianismo que ha merecido la bendición y el abrazo de los rojos de este país.

No es lo que afecta al espíritu -aunque también- lo que hace muy problemático el diario vivir de 40 millones de españoles. Los problemas que nos agobian, los tenemos de todos los colores del Arco Iris y de cuantos tamaños existan medios técnicos para ser medidos. 

Desde el más grave, que le arranquen a uno la vida; al más nimio, que podría ser el que a uno no le respeten su puesto en la fila, para sacar la entrada en un cine. 

Entre medias hay violaciones físicas; okupación ilegal de una propiedad; robos; asaltos; y toda clase de vejaciones que, si no legalizadas por el ordenamiento político, al menos no debidamente tratadas; lo que permite que delincuentes con varias decenas de causas pendientes con la Justicia, campen a sus anchas, consiguiendo hacer crecer su curriculum delictivo a cifras de récord mundial.

Y como otra prueba de la desvergüenza de esta Democaca, es que ante el conflicto que afecta al Taxi, no blinda al servicio ya establecido, sino que pone la mano extendida para recoger los euros que proporcionará el nuevo servicio que empezó a competir de manera ilegal con el servicio de Taxis. El lema oficial es que todo es permitido si se paga por ello.

Eloy R. Mirayo.

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