jueves, 1 de febrero de 2018

NO DES IDEAS...

El presidente de una patronal de vendedores de coches, Jorge Morales, ha hecho la proposición, a quien corresponda, de que a los vehículos con más de quince años de uso, para que puedan seguir circulando, se les obligue a pagar más altos los impuestos con los que las distintas administraciones del Estado cargan (sacrifican y extraen la sangre) a los usuarios de vehículos.

Esa proposición es egoísta y va buscando que los políticos les echen una mano -otra más- para, por la venta así incentivada, sin tener en cuenta encomias ajenas y estado del automóvil, aprovisionar de manera más jugosa y contundente sus bolsillos. 

Egoísmo sin justificación, ya que el pasado año, 2017, ha sido un año récord en la venta de vehículos -a la cabeza Wolkswagen- 

y, para este que acabamos de empezar, las perspectivas son de una subida en las ventas de un 5%. Ya quisiéramos muchos comerciantes tener tan agradable perspectiva.

Todo el mundo tiene pleno derecho a hacer y decir tantas gilipolleces 

como sean capaces de decir durante las veinticuatro horas del día, los 365 del año; derecho que yo, de por mi respetuoso, no voy a poner en duda. 

Pero esa predisposición mía no es óbice para que esa proposición descabellada, seguramente sea una de las gilipolleces mas "Chuli" de cuantas haya podido haber dicho un individuo, haciendo uso de su derecho inalienable.

El problema es que esa clase de proposiciones, soltada así, de cualquier manera, teniendo en cuenta las peligrosas fauces que a la invitación se pueden abrir, es tan arriesgado como ponerse desnudo a tomar el sol, en medio de una reunión-sarao de decenas de cocodrilos hambrientos. 

¡No jodas tío! No des ideas, que ya estamos bien.

Y, pensando, pensando -cosa que me deja mentalmente agotado- puestos a ponerse ¿por qué no cargar de súper impuestos a toda aquella propiedad privada o pública que se considere vieja?. Un traje; un reloj de bolsillo; el colchón Pikolin donde se ha ¿dormido? la luna de miel; la desportillada taza del Water; 

la fregona "Videla" que ya apenas friega; los zapatos con tres años de uso y agujeros en las suelas; paraguas que han perdido impermeabilidad y ya se moja uno más debajo de él que a la intemperie; la pulsera de oro de ley que los años han ajado; 

el solitario de platino con un brillante de 2 quilates que se ha ensuciado algo... Sería conveniente cambiarlo por otro de 3 quilates y medio, que cuesta un "güevo". 

La petición más inteligente que es la que se debería hacer, no sólo pidiendo, sino exigiendo con la fuerza de todos los automovilista que somos, es la bajada de todos los impuestos que hieren a la automoción, para que sea más fácil, económicamente hablando, el cambio de coche, pues somos muchos los que ante las dificultades actuales, nuestros bolsillos están absolutamente negados.

Eloy R. Mirayo.

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