lunes, 2 de octubre de 2017

LUNES NEGRO.

¡¡¡Arriba España!!!

Lunes negro para España; no por lo que se haya perdido, que no se ha perdido nada, Cataluña seguirá siendo tierra española, sino por el espectáculo tercermundista y zarrapastroso que los separatistas catalanes ha dado para regocijo del resto de Europa, y del que únicamente se han salvado los miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.

¿Donde estaba el Presidente del Gobierno y sus ministros
más cercanos al problema en el que unos pocos hijos de puta han metido a Cataluña? ¿Donde estaba el Jefe del Estado, ante la gravedad del intento de arrebatarle una parte muy importante de su reino; estoy seguro que don Felipe VI, si no le hubieran desnudado de toda posibilidad política, como Jefe de Estado, como hombre y como español, habría estado, "con un par",  notoriamente en Barcelona, cumpliendo como estandarte y garante de la unidad de España.

La experiencia que desde hace muchos años nos ha ido creciendo, sobre la capacidad intelectual de los políticos, nos dice que es una temeridad dejar en sus manos la defensa de la unidad de España. 

No se puede dejar únicamente al albedrío de los políticos algo tan importante; en este grave asunto que es tan preocupante, que empieza a calar en otros lugares de nuestro país, deberían tener también la posibilidad de decir y hacer, el Jefe del Estado, y el Ejército, como máximo garante constitucional de la defensa y unidad territorial de España. 

De los políticos (inventores de "nacionalidades y regiones") ya tenemos pruebas de lo que pueden llagar a ser; nadie hay que dude de que son capaces de llegar a la práctica de cualquier cambalache, sin importarles las consecuencias que no sean las positivas, si les ayudan para llegar a alcanzar poder, o por mantenerse en el.

Los españoles estamos viendo a los políticos, los unos, los otros y los de más allá, como sin ayudas de ninguna especie, tozudamente como si fueran bueyes (o quizás porque lo son) de arrastre, han sido quienes nos han traído hasta estos pantanosos terrenos, en los que si no se anda con el cuidado, terminará por engullirnos a todos. A todos menos a ellos.

Pocas veces en mí ya dilatada vida he sentido más vergüenza ajena que ayer, viendo las noticias que iban llegando de la pantomima electoral montada por el Puigmamon, el Porqueras y la Moscatell. Las viejecitas nonagenarias, los paralíticos en sus sillas de ruedas y hasta, ¡hay que joderse, un gilipollas mal nacido usando la bandera española con el toro, como pareo, demostrando lo demócratas que eran ellos, permitiendo votar a un "facha español". 

Todo un espectáculo tramposo y embustero; transporte de urnas opacas en vehículos particulares; urnas llenas de papeletas antes de ser puestas ante los que iban a hacer el simulacro de votar; charnegos (perro podenco, delgado, con pinta de pasar hambre, mas bien pequeño, con gran agudeza visual, despierto y vivo para la caza. Así se denominan a los españoles que fueron a trabajar a Cataluña y a sus descendientes por la similitud con este animal según los nativos catalanes), que se acercaron a los centros de votación con la idea de hacerse perdonar su "falta de pureza racial"; gentes que votaron tantas veces como quisieron, demostrado televisivamente, y en cuantos lugares les dio tiempo a llegar.

Esta clase (como el de ahí abajo) de individuos, no merecen ponerse la camiseta del equipo Nacional. 

A la puta calle todos aquellos que, como mercenarios sin dignidad, se visten con los colores deportivos de España, sintiéndose extranjeros. Alguna autoridad los debería obligar a devolver trofeos y medallas, ganadas bajo el manto de España. El señor Piqué, si tuviera dignidad, no acudiría a la concentración de la Selección Española de Fútbol. ¿A qué espera el seleccionador nacional, Julián Lopetegui, para desconvocarlo?

¡¡¡Arriba España!!! Y que les jodan a los separatistas catalanes y a los asquerosos apátridas de otras regiones, que les lamen los esfínteres para que les permitan "estar" con ellos. Lástima que cuando esa basura humana vuelve a sus pueblos, se les permite la entrada.

Eloy R. Mirayo.

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