domingo, 29 de octubre de 2017

LO LLEVAN ESCRITO EN LA CARA.

Hace unos pocos días, paseando por el centro de Madrid con un conocido, de repente él, se paró de manera brusca y señalando con el dedo índice -como Colón- a un individuo, nada extraordinario que caminaba en sentido contrario dijo:

-"Mira, ese es un hijoputa".
-¿Lo conoces?.
-"No; que va, es la primera vez que le veo".
-Si no le conocías ¿por qué dices que es un hijoputa?.
-"Lo lleva escrito en la cara, tío ¿no lo ves?".

Continuamos el paseo charlando de cosas fútiles; toros, fútbol, de la última entrega de los premios Princesa de Asturias... Bah, de todo un poco; y de nuevo, señaló de la misma manera a otro viandante:

-"¿Lo ves? ese es otro hijoputa".
-¡Pero si no se parece en nada a los otros! -casi le grite, cansado, después de no sé cuántas veces de señalarme presuntos.
-"Querido amigo; los hijoputas no tienen por qué parecerse los unos a los otros, como si fueran hermanos gemelos; son... así. Si no eres capaz de reconocerles ¿qué quieres que te diga? ¡Joder; es muy fácil!".

Por cierto; si alguien no tiene la posibilidad de conocerles, o no tienen la capacidad de reconocerles, estos/as son los/as... presuntos/as delincuentes/as que el pasado viernes por la tarde, en la Sede de la Generalidad de Cataluña, ciscándose en la legalidad vigente, votaron a favor de desligar a la muy española Cataluña del resto de España; insultándola de forma grave, al proclamarla cobardemente, con voto secreto, por falta de cojones y ovarios, como República Independiente.

Ante la pantalla de la televisión, viendo semejante astracanada, se me ha ocurrido consultar con mi acompañante en el paseo, pero no me ha recogido -debe estar ausente- la llamada telefónica; una pena porque habría sido interesante saber, aplicando sus conocimientos, el resultado, en tanto por ciento, científico-calificatorio del cómico plantel. Claro que como es de natural muy exagerado, lo mismo... habría señalado a todos/as.

Debe ser cierto, al menos eso me han dicho, que existen capacidades ocultas, o a medio descubrir, capaces de inverosímiles resultados, que forman parte de la naturaleza de los seres humanos, que podemos desarrollar a conciencia o de manera espontánea.

Yo, mirando, mirando, y volviendo a mirar la foto, creo que empiezo a desarrollar un poquito el extraño poder identificatorio de mi simpático acompañante de hace unos pocos días.

Hoy he estado presenciado a través de la televisión el magnífico espectáculo; el emocionante espectáculo de banderas españolas y las limpias cuatribarradas catalanas, juntas, expresiones sinceras de españolismo de muchos cientos de miles de catalanes que, amando a España, con igual intensidad aman a Cataluña.

En los discursos, reconocida su importancia fue lo de menos, el señor Borrel, nos pedía al resto de españoles que, aunque "nos costase", volviéramos al afecto con los catalanes. Señor Borrell; el resto de los españoles bien nacidos no tenemos que hacer esfuerzos para sentir afecto por Cataluña y por los catalanes que, como yo, son felices bajo el rojo y gualda de la bandera de España. 

Sabiendo que eso no quiere decir que obligatoriamente todos tengamos que pensar políticamente igual, con la clase de "ganao" que pasta en esas praderas.

Eloy R. Mirayo.

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