martes, 18 de abril de 2017

MALA COSECHA.

La mala cosecha de una mala siembra.

Eso es lo que han conseguido unos inútiles totales, en funciones de reputados y supremos hortelanos.

El alumbrón de tanto inútil en la política por toda Europa y los resultados de su nefasta gestión, luctuosamente han afectado a toda su superficie, en forma de horribles crímenes por atentados terroristas.

La apertura indiscriminada de las fronteras para la recluta de mano de obra barata, ha dado pie para que, quienes jamás han tenido la idea de integrarse más allá de su propio beneficio en el país de acogida, hayan creado pequeñas colonias de sus países y de sus creencias de origen en territorio europeo.

La imbecilidad en grado sumo, la gran gilipollez, ha sido el entregarles la carta de naturaleza que les convierte en ciudadanos del país en el que residen, lo que les convierte en acreedores de pleno derecho, y no tanto de las obligaciones de los autóctonos, ni en sentimiento patriótico.

La gran mayoría de los atentados que se han cometido en suelo europeo, no lo comenten asesinos que llegan a través de las fronteras desde países más o menos lejanos, sino que son gente nacida, de segunda o tercera generación, con nacionalidad del país al que es capaz de atacar.  Gente que, a pesar de su documentación, su religión mal entendida y peor propagada, les enseña a odiar profundamente al país donde nacieron.

Dios nos hizo iguales a hombres y mujeres, sin que las razas con sus peculiaridades estético-epidérmicas impidan la igualdad intrínseca de la especie en su totalidad.

Por el hecho de haber nacido en España -el país más bonito de todo el Mundo ¡perdón!- nunca me he sentido superior a nadie, solo porque no hubiera tenido la fortuna de ser mi compatriota.

El racismo, como cualquier otra deformación de la inteligencia, se da, de forma "natural", en pequeña proporción, y no de manera integral. Se dan casos de quien desprecia la raza gitana (por poner un ejemplo) y no siente rechazo por su amigo romani, con quien se acompaña en asistencias a espectáculos folclóricos, participando plenamente de y en ellos.

Para que el racismo aparezca en grande y peligroso volumen, se tienen que dar varias circunstancias, que se vean en la necesidad de chocarse con fiereza unas con otras, para lograr derrotando su tranquila y feliz supervivencia.

Los estúpidos de siempre; esos que crean los problemas y son incapaces de encontrar las soluciones, se están tentando la ropa porque, en algunos países de esta Europa, están apareciendo personas con ideas y soluciones nuevas, para solucionar el desaguisado al que se ha llegado.

Hay muchos millones de europeos que no se ven compensados adecuadamente, después de la aportación al Estado, de muchas generaciones familiares, al estar igualados, cuando no superados, por alguien que acaba de llegar, y apenas ha contribuido. Muchos millones de europeos han de compartir en igualdad, cuando no en inferioridad, con inmigrantes de apenas una generación, cuando han de utilizar la Sanidad; la Enseñanza; la Vivienda Social; etc,. Y lo redondea el hecho de tener que vivir con el temor de ser asesinados por algunos de ellos.

Eloy R. Mirayo.

Sigo esperando que alguien se ofrezca a bailar por mi unas bonitas sevillanas, en el Real de la Feria.

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