jueves, 3 de septiembre de 2015

UN PUEBLO ABORREGADO.

La economía de las personas decentes, en España -los que no somos "momiantes políticos"; ni capitalistas neos ricos "ladrilleros" o viejos explotadores; ni banqueros sanguijuela-, está de putísima pena, por mas que lo contrario salga de los falsarios belfos de los políticos interesados en colgarse medallas, presumiendo de ser nuestros "campeones"; el empleo también va de puta pena, por mas que se esfuercen en maquillarlo los mamones que se empeñan en querer hacernos creer que el paro ha descendido, como si se pudiera llamar trabajo a trabajar como se esta obligando a hacerlo, con los nuevos contratos laborales a lo Kuntakinte


y el conseguido empleo fuera como para partirse el alma puestos de hinojos en señal de agradecimiento; la pequeña y mediana industria y el mediano y pequeño comercio ha sido masacrado, y en estos momentos esta a punto de ser finalmente triturado, en beneficio de las grandes firmas industriales y comerciales.

Es cierto entender, como todas las personas decentes estamos en ello, que la "cosa", los llamados con benevolencia políticos de las cuadras de los partidos clásicos, mañosamente nos han ido, poco a poco, dejándonos la "cosa" muy jodida; pero por desgracia, siempre que la "cosa" empieza a oler a podrido, es susceptible de empeorar, llegando a desaparecer totalmente engullida por los gusanos pos mortem que, en el caso que nos ocupa serán los politiquillos casposos, sucios "okupas", y los pino reyes del enchufe universitario, los Cun laude rojos


que, si Dios no lo remedia, acabaran hasta con los palos del sombrajo.


Porque, no se puede esperar otra cosa de gentes tan poco preparada y tan desinformada, que aun cuando defecan, se limpian el ojete con una piedra, o con una hoja de El Mundo -que para algo tenía que servir- porque no han llegado a enterarse de que el papel higiénico hace muchos años -allá por 1393- que fue inventado.

Le oí decir a alguien que para saber que la mierda no es un manjar, no es necesario hacer una cata, simplemente con ver su estética y con olerla es mas que suficiente para alcanzar una docta opinión. Pues... eso mismo.


¡Qué cara!


¡Que gesto!


¿Que coño es esto?.

Un pueblo aborregado durante cuarenta años, los que nos separan de 1975, es capaz de asumir una infinita carga de sufrimiento y vejaciones, sin intentar siquiera comprobar si aun le queda capacidad de reacción para luchar por recuperar la dignidad que le ha sido arrebatada por una turba de indeseables barbianes.

Y yo soy de ese pueblo.

Por Eloy R. Miayo

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