martes, 14 de julio de 2015

GUARDARSE LAS ESPALDAS.

Eran los tiempos en los que empezaron a venir extranjeros a comprar terrenos; parcelitas para hacerse el chalet, donde pasar la vacaciones. Entonces los rojos camuflados se escandalizaban arguyendo que Franco estaba vendiendo a España (en cachitos, se me ocurre).

Un trozo de El Corte Inglés, como podréis comprobar si, como hago yo, como un memo, compráis el diario El Mundo, es lo ultimo, por el momento, que se ha vendido al extranjero.
¿Queda hoy en España algo por vender? Si nuestra situación económica fuera tan angustiosa como la que está padeciendo Grecia, dudo que pudiéramos poner de garantía, a disposición de "la troika", activos por valor 50.000 millones de euros. A no ser que también se vendan los derechos, durante los próximos 30 años, de la organización del "Día del Orgullo Gay". 

Por aquellos entonces, España vendía por el mismo precio, la parcela con chalet, paz, simpatía y la posibilidad de vivir en el mejor país del Mundo; el pequeño continente dentro del gran continente europeo. 

El movimiento económico; la máquina de crear riqueza, en la España franquista, era de propiedad netamente española. Claro que con el tiempo fueron estableciéndose empresas extranjeras, pero siempre bajo las condiciones que imponía el gobierno de Franco. Ahora, la fábrica de crear riqueza, la que esta bien engrasada, esta en manos extranjeras, mientras que las que aún se conservan, funcionan con asmático movimiento, y tiene más "mataduras" que el pobre burro "Manolo."

El asunto ha conmocionado a todo el mundo, menos a los mejicanos, que ya están curados de espanto. La fuga del narcotraficante "El Chapo Guzmán", de una prisión de alta seguridad (es la segunda), demuestra la falta de interés de quienes administran la seguridad, en este caso en México, pero que es coincidente, al menos, con la administración de la justicia de las zonas más desarrolladas del planeta. Ese territorio en el que los políticos se la cogen con papel de seda para mear.

EL Chapo Guzmán, además de dedicarse al comercio de estupefacientes, es el autor, si no físico, si intelectual, de un interminable numero de secuestros y asesinatos. La cárcel; el encarcelamiento en versión moderna, es -quieren convencernos- la vía para la reintegración del delincuente en la sociedad. Aparte del imbécil de turno ¿hay alguien que pueda creerse que semejante ciudadano, pudiera regenerarse como para reintegrarse en la sociedad  cuando cumplida la sentencia saliera de la prisión?

Con su reciente fuga e incorporación al "negocio", deja perfectamente establecido que con ciertos delincuentes, por la gravedad de sus delitos, no cabe otra sentencia que la pena capital y otra residencia que una fosa en lugar desconocido. La desaparición de la Pena de Muerte de la lista de sentencias, no es porque la sociedad lo haya demandado, sino que los políticos, guardándose las espaldas, la han hecho desaparecer.

Por lo que se está viendo, México y España son el paraíso de los narcotraficantes; con la misma facilidad, aunque con distintos medios, esos delincuentes se escabullen de la Justicia. Allá, echando mano del trabajo rudo; aquí, con los "olvidos" de algún juzgado, mientras silban la musiquilla de El Puente Sobre el río Kwai .  

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