viernes, 17 de abril de 2015

ESTA GENTUZA NOS VA A DEJAR OTRA VEZ DÁNDONOS DE MAMPORROS.

La ley del comercio es mostrar al comprador la oferta mejor en calidad y precio, aderezado con el mejor servicio en un local confortable. 

Eso es lo que hacemos la mayoría de los pequeños comerciantes, porque como seres inteligentes sabemos que en el respeto al cliente y su bolsillo, está la posibilidad de continuar ejerciendo nuestra labor comercial, cada día más atacada desde todas partes, incluyendo a la cínica administración en todos sus estamentos, que a la vez nos permite, sin subvenciones jamás alcanzadas, pagarnos el "cocido" de cada día.

Los premios; las ayudas y subvenciones oficiales; los créditos bancarios preferenciales a bajo interés, solamente se les da a las grandes empresas ("ECONOMÍA / MONITOR EMPRESARIAL MERCO 2013 Inditex, Mercadona y Santander reciben el premio de empresas con mejor reputación"), por su gran labor de enriquecerse, a la misma velocidad que, con la aparición de "aficionados", nos van arruinando al pequeño comerciante. Ya lo habían conseguido con el pequeño industrial usando las mismas mañas. 

Pero, volviendo al principio, lo de mostrar la mejor oferta, no es lo que siempre hacen los comerciantes de ese sucio zoco que es la política española, porque la oferta es la que es. Estamos en la antesala de uno de sus "aquelarres"; una de sus ferias comerciales, donde exponen como en las ferias de ganado (¡Ojalá fuera tan bueno su producto!), el producto en venta. 

Y ¿que es lo que nos muestran para que les compremos? ¿lo mejor de sus existencias? ¿nos dan calidad por lo que pagamos? ¿tenemos los españoles un buen servicio? ¿esta España es el buen y confortable local al que deberíamos tener derecho? No; el género que nos ofrecen (como se puede observar en los graficos) las distintas opciones, haciendo comparativa, es pura mierda; el precio que pagamos es infinitamente superior a la calidad del producto que nos obligan a comprar; la desatención que sufrimos los españoles está muy lejos de ser un razonable servicio; no es esta España, la España democáquita, un local confortable, al menos para los españoles decentes, y encima, nos obligan a ser sus clientes. Algunos demasiado leales.

El sistema que han establecido, es un sistema sin parangón en nuestra larga historia. Nunca, ni siquiera en los años terroríficos de la segunda República, aparte de los asesinatos a sangre fría que es lo que la hizo terrorífica, se ha dado una tanta desvergüenza, tanto latrocinio y, lo que es peor, tanta desidentificación entre los españoles. Esta gentuza, además de dejarnos en pelota picá, nos va a dejar otra vez, dándonos de mamporros.


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