martes, 24 de febrero de 2015

ALTO PODER DE SUGESTIÓN.

A esta Democaca hay que reconocerle el alto poder de sugestión con el que engancha a las masas con sus propuestas, a pesar de que no cumple con ninguna de ellas, como aseguró el asqueroso profesor Tierno, dejando claro hasta donde llegaba su cinismo.

Su fuerza de penetración en las mentes es tal, que una vez dentro es capaz de diluir selectivamente la memoria de las criaturitas que con tristeza reflejada en sus caritas pululan por las dificultades en las que el dichoso sistema les ha colocado, para que no tenga la posibilidad de hacer comparaciones y preguntas engorrosas sobre "tiempos pasados". Quien no recuerda otra cosa mejor -si no has comido angulas de Aguinaga, no puedes hacer comparaciones con un plato chanquetes-, jamás tendrá nostalgia.

Por muy tozuda que se  ponga la crisis negativa, el sistema, de ninguna de las maneras, permite que el demoquito raso pueda llegar a creer que la culpa es de la Democaca; por muy difícil que se le haya puesto la vida al
demoquito raso, el sistema no le permite llegar a pensar que la culpa es de los "prohombres" del gobierno, ayudados por los de la oposición, y en menor tono, la de los prohombrecillos de los partidos zurrapa (palomino) que, como los perrillos chicos dan saltos y leves aullidos en los alrededores esperando que les caiga unas piltrafillas de Poder.

Hace algún tiempo -me figuro que ya no-, Democracia y Libertad eran una pareja inseparable como El Dúo Dinámico; Enrique y Ana; Los Morancos o los Pimpinela. La peña se lo tragó, sin ser capaz de hacer un mínimo esfuerzo en comprobar hasta donde llegaba esa libertad que graciosamente se les otorgaba, en comparación con la "no libertad" de la que había disfrutado anteriormente. 

Libertad que llegaba acompañada de la necesidad de blindar puerta y enrejar ventanas de las viviendas;

de la necesidad, por no haberlo hecho en época anterior, de comprar un seguro antirobo, que la autoridad democáquita recomienda, bajo la amenaza cierta de multar a quienes no lo contratan, además del blindaje,

a comercios e industrias; otra carga más. Y es que la libertad democáquita, solamente les resulta gratuita a los políticos, a los terroristas asesinos, a los ladrones... o sea, lo mejorcito de cada casa.

Rectificar es de sabios y, aunque el blusón de sabio me queda muy holgado, tengo que rectificar en algún grado, respecto a mi comentario sobre la opinión de los catedráticos que asesoran a los comunistas de Podemos, respecto al no consumo de los ricos.

Aunque no negué lo negativo de los ricos en cuanto al consumo, de lo que escribí se saca que no les acusaba como los más dañinos. Rectifico.

La realidad, ayer me dio de lleno en plena cara, contada en primera persona por mi amigo Rodrigo; fue así: 

Tengo un vecino, riquísimo, entre otras muchas propiedades el edificio donde vivimos ambos, en la mejor zona del Paseo de la Castellana que, por la parte ajardinada de ese paseo, caminaba llevando en la mano una correa donde llevaba un perro de cartón.
-Don Iñigo, ¿se ha dado cuenta que el perrito es de cartón?   
-Claro; pero no es solamente de cartón, también es de peluche.
-¿Por qué...?
-Por que he regalado el Rottweiler; entre visitas al veterinario; vacunas y alimentación, costaba una fortuna; en cambio este, no me cuesta un euro mantenerlo.

-Pero la compañía que hace un perro de carne y hueso...
-Hay que reducir gastos; lo importante son los euros. Verá si he actuado con inteligencia -la que a las personas de mi alcurnia se les exige-, he vendido todas las magnificas pinturas, heredadas de anteriores generaciones, y he metido esos millones de euros en bonos del Estado.
-¿Ha dejado las paredes desnudas?
-No señor; me quedé con los marcos...  
-¿Y cuando recibe visitas?
-En el hueco que tienen los marcos he mandado clavar unas alcayatas en las que vestidos convenientemente cuelgo al portero de la finca, a su mujer e hijos y, si hace falta, siempre, por cuatro perras, se puede echar mano de algunos parados.
-Pero ¿así?
-No, hombre de Dios; los visto con ropas de mis antepasados. Con ellos resulta más real y más simpático -les obligo a sonreír-, que con los lienzos. ¡Ah! y me ahorro el carísimo seguro.

Es cierto; los ricos, como aseveran los "flor y nata" de Podemos, son los culpables de que no se recupere el consumo.

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