viernes, 16 de enero de 2015

POCO HA DURADO EL IDILIO.

Poco ha durado el idilio

del rojero nacional con su santidad el Papa Francisco. Ya no es Paco ni Pachi, ahora, como uno de esos gilipollas que andan babeando por las tertulias de la emisora tardo-soviética que da SERvicio al rojerío patrio, por unas declaraciones apoyadas en el sentido común, le ha acusado de apoyar el terrorismo y aceptar el uso de la violencia, en vez de ofrecer la otra mejilla.

Hay, al menos, tres maneras de demostrar que una persona -mujer u hombre- es un autentico hijo de puta de pata negra, 5-HP. Una, la venial, que no implica deshonra ni desdoro personal es haber sido concebido en el útero, desarrollado en el vientre y parido por una prostituta

-he conocido prostitutas muy honradas, que han parido unos hijos ejemplares-;  y las otras dos son hacer y decir hijoputadas, que es a lo que desde esa emisora tardo-soviética, se dedica durante todo el tiempo que dura su emisión. Mala mezcla de la gilipollez y la hijoputez.

El santo padre Francisco, que además de Papa

es un hombre de bien, ha sido vilipendiado por decir que se debe tener respeto a todas las creencias religiosas, y que no se les debe provocar. Eso, para esa tribu, es apoyar el terrorismo y, por defender el honor de una madre, es licito usar el puño, le señalan ¡escandalizados! de violento.

El totalitarismo de los rojos es tan notorio, como desvergonzado. 

Nada que ellos no aprueben puede existir; y nada que ellos bendigan se permite discutir. ¡Agradecidos deberíamos mostrarnos por tolerar la existencia de la Iglesia, y por que  aún hayan retomado su costumbre de asesinar a los católicos!.

Ninguna persona normal -y menos si se es Papa- puede estar de acuerdo con que la violencia sea la mejor de las herramientas para dilucidar una cuestión; pero, cuando todas las vías racionales se cierran y la ley se desoye, o se destierra, "no hay más dialéctica que la dialéctica de los puños y las pistolas".

Ya se habrá dado cuenta Su Santidad, después de los comentarios recogidos, en medios de difusión como son la SERvidora de los tardo y neo-soviéticos, y las pantallas de televisión de la misma cuerda, que es muy peligroso cruzar en toda su hermosura el Río de la Plata llevando sobre su delicada mano un feísimo, asqueroso, perverso y ponzoñoso alacrán.



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