miércoles, 8 de octubre de 2014

ANTES Y AHORA.

Me es difícil recordar momentos más precarios que estos que los españolitos de a pie estamos padeciendo.

Ni siquiera en los años cincuenta del siglo pasado, del que la memoria me manda el recuerdo, la ansiedad y desesperación de los españoles era tan profunda como lo es ahora, entre otras cosas por que entonces el trabajo no era un artículo de lujo y, comparando sueldos y obligación de gasto, tampoco se vivía peor que ahora; si acaso de manera más sencilla; menos desbocada y bastante más familiar y próxima al prójimo, a pesar de que en las ciudades y en los campos aun se escuchaba el eco de las bombas y el olor de la pólvora aun no se había disipado del todo.  

¡Ahora, con la Democaca, se vive muchísimo mejor! Eso es lo que dicen los democaquitos convencidos, y se apoyan en que antes, la calefacción solamente la disfrutaban unos pocos; antes, el coche, era privilegio de unos pocos; antes, el veraneo solo lo disfrutaba una muy reducida clase alta; antes, no existían el "Bulli", de Ferrán Adriá; el "Akelarre", de Pedro Subijana; el "Arzak", de Juan Mari Arzak; el "Las Rejas", de Manuel de la Osa; ni el larguísimo etcétera de restaurantes que sirven riquísimos platos. Y solamente salían al extranjero unos pocos españoles, entre los que se contaban algunas figuras del toreo, algunos/as artistas cinematográficos, algunos deportistas variados y el Real Madrid.

Dicho así, cualquier alienígena venido del más lejano exterior del cosmos, podría creer que había puesto sus plantas en el país llamado Jauja. Y, paseando por cualquiera de las capitales de las provincias españolas, incluyendo Madrid, podría creer que todos los habitantes de
Jauja, solamente toman su dieta diaria en cualquiera de esas etcéteras restauradoras que tienen abiertas sus puertas; sin reparar en la fila interminable de personas que asisten a los comedores de Caritas.

Y, viendo la cantidad de agencias de viajes que podría ver allá por donde caminara, seguramente se extrañaría de ver que, con tanta posibilidad de viajar, aun hubiera gente andando por la calle y en las casas, sin enterarse de que la gran mayoría de esas agencias están a punto de cerrar por falta de clientes, y que los únicos que viajan constantemente son las "mulas" que acarrean los millones de euros, con meta en los "paraísos frescales". 

También podría pensar viendo la cantidad de polvo que los coches aparcados junto a las aceras, que el polvo que tienen los coches es el que han recibido circulando constantemente por las carreteras y autopistas, y no el que se ha depositado en su quietud. Pero, si es verdad que este país es Jauja para toda clase de sinvergüenzas, que sin atender a lo que han prometido o jurado, se están robando hasta los palos del sombrajo. 

Si el alienígena en vez de estar de pasada, se quedara unos pocos meses, seguramente podría asistir al increíble espectáculo de ver como algunos de nuestros políticos se quedan hasta con los leones de las Cortes, sin importarles el que a uno de ellos le falten los "guevos".  

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