martes, 11 de febrero de 2014

"ACTO HEROICO"

"Hacer cine hoy es un acto heroico". Eso es el pensamiento del señor González Macho, presidente de la Academia Española de Cine.
 
Es cierto, señor González Macho; es cierto que hacer cine en España, en estos momentos, es un empeño heroico de gran magnitud; pero muchísimo menor que el que se ven obligados a realizar multitud de personas que, por estar en el paro, su empeño por encima de lo titánico, resulta milagroso que puedan alcanzar recursos para poder dar de comer a sus hijos, comer ellos y, si sobra, pagar los gastos de vivienda, si no han sido desposeídos de ella por alguno de los bancos rescatados.
 
Reconozco que no soy demasiado aficionado al cine en general y en lo que se refiere al cine español, además, es que me cuesta entenderlo. No entiendo por qué siendo un país intrínsecamente alegre, y siendo tan necesario en estas circunstancias que se nos incentive la alegría, tienen que ser tan tristes sus películas y cuando se descuelgan con alguna que quiere ser cómica, resulta zafia, grosera e irreverente porque, para alguno de nuestros cineastas, les debe parecer muy divertido ridiculizar las creencias religiosas de los demás, soltando a troche y moche blasfemias, a falta de inteligencia para crear mejores diálogos.
 
El domingo por la noche -me pilló cenando-, vi el inicio de la politizada, como siempre que no está la izquierda en el Poder, Gala de los Goya. ¡Cuánta elegancia! Vestidos de importantes firmas; orejas y manos –quizá algún pescuezo- alhajadas, en ellas, y mucho smoking -tal vez algún chaqué, por aquello de no saber una puta palabra sobre etiqueta- y, como es normal, los trajes de uso corriente que, para el asunto, escaparate del Rogerio, no merece más. De todas las formas y, usando una realidad con su gotita de la demagogia que nuestros cómicos usan con generosidad, digo que en ese local había una buena cantidad de dinero; el que a muchos cientos de parados les aliviaría la vida durante un tiempo. Y no son el ombligo del mundo (si la máxima preocupación) como parece ser que se creen las gentes de la farándula nacional.
 
No señor González Macho; es buena su existencia, pero no son imprescindibles como vehículo cultural. Nadie, para alcanzar la excelencia cultural, ha necesitado ver películas de Almodóvar o elaborar un complejo estudio sobre la estatura profesional de los excelsos Willy Toledo, Javier Bardem y su mamaíta (en la Gala disfrazada de monaguillo -véase El Mundo del lunes-).
 
Cierto es que el 21% de IVA que se aplica al Cine, es una barbaridad, pero no es mayor que lo que se aplica, por ejemplo, a la Joyería, y dedicarse a esta actividad sí que es heroico y encima no está subvencionada por hacer malas, feas e invendibles joyas, como si lo están algunos cineastas, para hacer horribles e insufribles películas; mal dirigidas y mal interpretadas. Y muchas que jamás se estrenarán, como medida gubernativa de protección del espectador.
 
¡Fuera proteccionismo! El Cine es un negocio que a nadie llama para exponer su dinero; y como cualquier otro tipo de negocio, lo que debe hacer para triunfar económicamente es hacer un buen producto, perfectamente acabado, por respeto al consumidor. Eso se lo he visto hacer a mi padre; lo estamos tratando de hacer mi mujer y yo, en el mismo camino van mis hijos, y no somos millonarios. ¡Jo, qué pena! Mi Julia no tiene un vestido de Caprile.

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