jueves, 12 de diciembre de 2013

SUSPENDIDA LA AYUDA A LOS REBELDES.

Ya; que no sabían que era Al Qaeda ¡Que cachondez, madrecita del alma querida! Ahora ¿que? Señores ultra demócratas; ¡ah, claro! Ahora se les retira la ayuda  militar, a los, ahora rebeldes sirios, antes sacrificados opositores al "sátrapa" Asad. 

¿Que es lo que ha cambiado en ese conflicto? Nada; uno y otro bando siguen luchando por los mismos motivos que al inicio del conflicto. Uno por mantener un régimen, y los otros por islamizar la zona.

Ese es el gran pecado, o la gran gilipollez de los demócratas, meter con calzador el sistema, como si a ellos les fue "de puta madre" (a los políticos si que les va bien). Parece que quisieran agarrase al dicho de "mal de muchos consuelo de tontos". Pero ese empeño, en demasiadas ocasiones les lleva al ridículo superlativo, como ocurrió cuando ayudaron a alcanzar el poder al joven Fidel Castro y, como pagó, les estampó un nido comunista frente a las  mismísimas narices del "Tío Sam"; por poner un único, pero aclaratorio ejemplo.



Y han vuelto a las andadas sin la menor sensación de ridículo. Claro que en compañía, el ridículo "no lo parece tanto", que dirían en mi pueblo. La comandita de países demócratas hasta las cachas, con la única falta llamativa de "la Cataluña de Arturito", envalentonados por los "buenos resultados" (Asia y África en llamas) obtenidos en los triunfos sobre Gadafi, Mubarak y Sadan Husein, decidieron ligar el poker, con Bashar Hafez al-Asad. Si servicios de espionaje y acción tan famosos como la CIA, el Mosad y menos famosos como los servicios secretos de Francia (muy activo en el asesinato de Gadafi), el inglés y el español, no fueron capaces de ver las barbas del islamista Al Qaeda. 

El señor Obama y sus mariachis europeos, si supieran actuar con INTELIGENCIA, deberían jubilar a todos sus espías. Eso, por un lado, y por el otro, dejar de una puñetera vez que cada perro se lama su pijo. A mi no me gustan los gobiernos de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia , etc., y no se me ocurre  invadirles, aunque lo he pensado muchas veces.

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