El mundo del fútbol, cada año, llegando el verano se revoluciona entrando en ebullición económica. El dinero en decenas, y hasta en centenas de millones de euros, comienza provocativo a discurrir por todas las secretarías técnicas, sin excepción que confirme la regla; no existiendo un solo club de fútbol, en ningún país, que se quede al margen del tal flujo. Todos se colocan el bañador y se lanzan de cabeza al chapoteo en la corriente tratando de agarrar el mejor pez, al mejor precio. El compro, vendo, cambio, es el único y más intelectual discurso de directivos adinerados, o no, intermediarios mafiosos, o no, y entrenadores.
Destacando de entre todos ellos -¡tarara, tarari, tarara!- emergiendo de la corriente, refulgente como el Vellocino de Oro, o como Esther Williams saliendo de la pileta de agua en "Escuela de Sirenas", Florentino Pérez "El Coleccionista de estrellas"; el "Georgi Dann" del verano balompédico; il Padronne di calcio; el Rey Midas del deporte rey (valga la redundancia) marcando músculo económico, apareciendo en lo más alto del podio sonriendo socarrón, al tiempo que, sacando la chequera y su pluma de oro del bolsillo de su carísima chaqueta, va extendiendo un cheque, con un numero cualquiera seguido de una buena cantidad de ceros. Y, como la estatua de Cristóbal Colón, con su erecto dedo índice, señala la hermosa pieza recién contada: Bale. El niño de Cardiff que dormía bajo el cobertor con el escudo del Real Madrid, hecho un muchachote fornido y veloz. En fin ¡como todos los años!.
La industria en que se ha convertido el fútbol mueve todos los años, en traspasos de jugadores, de uno a otro club, un verdadero montón de millones de euros. Esas cifras, a gentes muy sesudas y, sobre todo, muy social, les parece escandaloso, "habiendo en el Mundo muchos millones de personas que viven en la pobreza".
Es cierto; la suma es mareante. Pero si esas personas tan sociales y sesudas se pararan a hacer un estudio sobre lo que el fútbol, además del dinero en fichajes, es capaz de mover económicamente: pagos a todas las Haciendas, los clubes, los jugadores, y los demás empleados; las empresas auxiliares necesarias para que pueda darse el espectáculo; y todo cuanto se mueve alrededor de cada partido que se juega. Sí, hay mucha necesidad en el mundo, y sería bueno que todos tratásemos de ayudar a remediarlo, incluyendo a tanto desvergonzado que vive "pipa", a costa de ese hambre, desde una ocupación en una de esas ONG, que los gobiernos se han sacado de la manga, para quitarse de encima esa engorrosa responsabilidad.
Cristiano Ronaldo, Bale, Messi, Neymar. Nadie ha evaluado el beneficio anímico que estas personas, a través de su actuación cada domingo, producen a cantidad de personas que durante la semana no han tenido más satisfacción que la de ver ganar a ¡su equipo, con un gol de Cristiano Ronaldo! O de...
Destacando de entre todos ellos -¡tarara, tarari, tarara!- emergiendo de la corriente, refulgente como el Vellocino de Oro, o como Esther Williams saliendo de la pileta de agua en "Escuela de Sirenas", Florentino Pérez "El Coleccionista de estrellas"; el "Georgi Dann" del verano balompédico; il Padronne di calcio; el Rey Midas del deporte rey (valga la redundancia) marcando músculo económico, apareciendo en lo más alto del podio sonriendo socarrón, al tiempo que, sacando la chequera y su pluma de oro del bolsillo de su carísima chaqueta, va extendiendo un cheque, con un numero cualquiera seguido de una buena cantidad de ceros. Y, como la estatua de Cristóbal Colón, con su erecto dedo índice, señala la hermosa pieza recién contada: Bale. El niño de Cardiff que dormía bajo el cobertor con el escudo del Real Madrid, hecho un muchachote fornido y veloz. En fin ¡como todos los años!.
La industria en que se ha convertido el fútbol mueve todos los años, en traspasos de jugadores, de uno a otro club, un verdadero montón de millones de euros. Esas cifras, a gentes muy sesudas y, sobre todo, muy social, les parece escandaloso, "habiendo en el Mundo muchos millones de personas que viven en la pobreza".
Es cierto; la suma es mareante. Pero si esas personas tan sociales y sesudas se pararan a hacer un estudio sobre lo que el fútbol, además del dinero en fichajes, es capaz de mover económicamente: pagos a todas las Haciendas, los clubes, los jugadores, y los demás empleados; las empresas auxiliares necesarias para que pueda darse el espectáculo; y todo cuanto se mueve alrededor de cada partido que se juega. Sí, hay mucha necesidad en el mundo, y sería bueno que todos tratásemos de ayudar a remediarlo, incluyendo a tanto desvergonzado que vive "pipa", a costa de ese hambre, desde una ocupación en una de esas ONG, que los gobiernos se han sacado de la manga, para quitarse de encima esa engorrosa responsabilidad.
Cristiano Ronaldo, Bale, Messi, Neymar. Nadie ha evaluado el beneficio anímico que estas personas, a través de su actuación cada domingo, producen a cantidad de personas que durante la semana no han tenido más satisfacción que la de ver ganar a ¡su equipo, con un gol de Cristiano Ronaldo! O de...
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