miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL RECICLADO DE BOTELLA.


“¡Es ojo que todo lo ve!”. Eso es este sistema político, para aquello que les beneficia a quienes lo manipulan de forma dictatorial, de la peor especie. Da lo mismo el escalón gubernamental; sea el del gobierno central; autonómico o municipal, el instinto es igual de predador para el españolito de a pie. Estos tiranuelos del tres al cuarto, no gobiernan para nosotros sino contra nosotros.

Hoy, escondida en una de las últimas hojas del periódico que leo todas las mañanas, viene una noticia que, por si sola, da idea del seguimiento feroz que se nos esta haciendo, en este caso, a los madrileños. Por sentencia del Tribunal Supremo, al Ayuntamiento de Madrid se le concede la potestad de mandar inspectores a inspeccionar nuestras basuras, para ver si estamos llevando a cabo el reciclado de la manera que ha dictado la señora Botella. Y, en el caso de que no hayamos hecho adecuadamente nuestros deberes, seremos multados, con la cuantía económica que ¡se les ocurra!

Cuidado… todos quietos... El Gran Hermano, con su ojo que todo lo ve, nos está vigilando. Liberté, Egalité, Fraternité... ¡¡que venga la Revolución Francesa!! A ver si de esa forma alcanzamos la libertad que la Democracia, con sus “libertades” nos está robando. Desde esta noche y, en adelante, antes de sentarme en la taza del váter, miraré cuidadosamente en el fondo, no sea que allí, un inspector de la Ordenanza de Limpieza de Espacios Públicos y Gestión de Residuos, esté esperando a que vayan cayendo uno a uno, cada porción de mis heces, para comprobar si su calidad y cantidad, están dentro de los parámetros marcados por las ordenanzas municipales. 

Pocas; muy pocas y pequeñas son las parcelas de libertad que, aún, seguramente por olvido, nos permiten disfrutar. Estas son las cosas que ocurren en una Nación, cuando triunfan los mediocres. Durante la guerra -nuestra Guerra de Liberación- los mediocres, en aquellos momentos aún no habían medrado, decían que a los pobres no les harían ricos; pero que a los ricos si que les iban a hacer pobres. No se les dio tiempo, gracias a Dios, para acabar la obra pero, aún así, en muchos casos, más que hacerles pobres, les hicieron cadáveres. 

Junto a la sentencia que favorecía al Ayuntamiento, el mismo tribunal, dictó otra en su contra que pretendía, por orden municipal de obligado cumplimiento que, cuando en Madrid se diera la circunstancia meteorológica negativa, en forma de nevada, los vecinos deberían responsabilizarse de la retirada de la nieve y del hielo, si lo hubiere. Esta vez, la Justicia, no estuvo “distraída” como en el caso “Emperador” y, de forma justa, ha puesto las cosas en su sitio.

Los madrileños, estamos observando cómo se puede llegar a ser alcaldesa, sin tener más mérito que el de compartir “el Flex”, con el expresidente Aznar. Y, para nuestra desgracia, y para la irreparable desgracia de cuatro familias, también observamos que el edificio es demasiado importante para la escasa categoría de las personas que allí, ejercen un poder extraviado hacia ninguna parte lógica. En el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, ya no hay gente como don Jesús Suevos; don José María Álvarez del Manzano… 


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