miércoles, 25 de julio de 2012

DOS FECHAS.

Hay dos fechas que de siempre han sido muy celebradas por los españoles, el 25 de julio Santiago, y el 12 de octubre, la Virgen del Pilar. Santiago, cuando este país era España, era festivo porque el santo era su patrón, y la Vírgen del Pilar, además de ser la patrona de Zaragoza, es también la patrona de la Guardia Civil; ostenta el grado militar de capitán general y, es tan española, que en su día se instauro el Día de la Hispanidad. Eso fue cuando la palabra hispanidad tenía sentido; ahora, como mucho sería el día de Latinoamérica, palabreja acuñada por la cursi progresía, híbrida de nada, que no expresa emoción alguna. Esas dos extraordinarias fechas de nuestro calendario, y hasta del calendario Zaragozano, han perdido su presencia nacional, pasando a ser fiestas locales, muy celebradas en Galicia y Aragón, mientras en el resto de España pasan desapercibidas, o, lo que es peor, otorgándole a Santiago el calificativo de fascista, por los seguidores de la Alianza de Civilizaciones (los rojos de toda la vida), por aparecer en tallas y cuadros pisoteando a un moro, montado en su caballo blanco, y con estandarte y espada. Y si con la Vírgen del Pilar, aún no se han metido, es porque está muy bien defendida por la Guardia Civil, si no fuera por ese motivo tan convincente, seguro que ya la habrían degradado al empleo de soldado raso.

Ayer, no se en que pueblo de la bella Asturias, ha muerto el socialista Gregorio Peces Barba. Sinceramente, tal hecho no me produce ni frío ni calor; se ha muerto un socialista y lo único que pienso es que ya hay uno menos. “No juzgues si no quieres ser juzgado”. Sentencia de Jesús. Y yo, como creyente, le hago caso; no juzgaré a Peces Barba, esa labor se la dejo, si lo creen oportuno, a las asociaciones de víctimas del terrorismo, las no politizadas, que sufrieron en sus carnes la labor del difunto. Pero me ha hecho gracia que uno de los títulos -sin duda el más importante- esgrimidos por los plañideros y plañideras de su partido y de algunos imbéciles del PP que han salido loándole en los medios de comunicación, es el haber sido un luchador antifranquista. ¿Qué queréis que os diga? Para mí, viendo el resultado de su lucha, Franco murió en la cama, víctima de una enfermedad, no creo que sea para sentirse muy orgulloso de su lucha, baldía, como la de otros muchos que también blasonan de haber participado en esa lucha, por la sencilla razón de no ser cierto; unos, porque en aquella época o estaban en las organizaciones juveniles o adultas del Régimen o no sentían necesidad, y otros porque su cobardía no se lo permitió, hasta la muerte del Generalísimo. Entonces fue cuando todos esos valientes empezaron su lucha, enchufándose cuanto más pudieron, fabulando clandestinidad. En fin; Peces Barba ha muerto, uno a uno van cayendo los padrastros de la Patria, que la afrentaron con el vigente bodrio que es la Constitución.

Esta tarde, cuando volvíamos del trabajo, camino de mi casa, he visto a dos zagales, uno con barba y otro rasurado, como se besaban, repetidas veces, a lo tornillo. No me ha violentado el ánimo; lo he mirado, a todo se acostumbra uno, con absoluta normalidad, dados los tiempos. Pero viendo el “cuadro” he recordado que alguien, seguramente el presidente de la Asociación de gay y lesbianas, se propone exigir al gobierno que el día del Orgullo Gay, se declare festivo en toda España, como son fiestas, dicen, la Semana Santa; la Natividad del Señor o cualquiera otra fiesta religiosa.

Semejante cosas, no pueden pasar nada más que en un país en proceso de descomposición. Yo ya tengo una edad que me ha dado para estar de vuelta de muchísimas cosas. Durante tan largo trayecto, he aprendido a convivir con cosas que en el principio, me parecían vitales; indiscutibles; inflexibles. Ahora las miro y me doy cuenta que las cosas se pueden mirar, y dan una visión distinta, desde distintos ángulos. Para mí, un homosexual, era un maricón, y punto. Ahí se acababa la discusión. Pero ahora, teniendo el libro de mi vida en el último cuarto, he comprendido que solamente son maricones o tortilleras, aquellos seres que desvergonzadamente hacen mofa y befa de su peculiaridad sexual en desfiles. Quienes llevan su homosexualidad con la misma naturalidad y recato que la llevamos los heterosexuales decentes, son merecedores del mismo respeto que los demás exigimos.

No hay comentarios: