lunes, 9 de abril de 2012

NO LEVANTAR LA VOZ Y PASAR DESAPERCIBIDOS.


Como en el caso de las rosquillas, que como todos sabemos hay tontas y listas, en la política nacional también existe la Soraya tonta y la Soraya lista. Aunque tengo mi opinión al respecto, dejo para el avispado lector la aplicación a cada una de ellas, el adjetivo calificativo que tienen las rosquillas.

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, en la campaña electoral, avisando a los franceses de lo que significaría para Francia votar socialista, buscando un símil ilustrativo, les habló de la situación en la que el casposo socialismo español ha dejado a la sociedad española, advirtiendo a los franceses: “hay que evitar el modelo” “Estado –refiriéndose a España- al borde del precipicio, afectado por una crisis de confianza que es resultado de siete años de gobierno socialista”, “han sido gobiernos socialistas los que les han puesto de rodillas”, “miren la situación de España: alza extraordinaria de los tipos de interés, necesidad de bajar las pensiones y de disminuir los sueldos de los funcionarios un 5%”.

Estas declaraciones no les han hecho mucha gracia a las maltrechas huestes socialistas del calvo Rubalcaba y la fetichín Ana Valenciano; las verdades duelen un montón, por lo que su señora portavoz en el Congreso de los diputados, la señora Soraya (no es la lista), le pide a Mariano Rajoy, como presidente del gobierno español, que exija una rápida rectificación a Nicolás Sarkozy, de las palabras que ha dicho recientemente en París, en un mitin electoral, que, según ella, son injuriosas y dejan en mal lugar la labor del señor Zapatero.

Las rosquillas, listas o tontas, son muy ricas de comer, que no es el caso de la señora Soraya (no la lista), que no hay quien, por su estupidez, la pueda tragar, a no ser que se carezca de miedo al contagio.

Alguien debería advertir a esta pobrecilla muchachita de Valladolid –preciosa ciudad-, que el señor Sarkozy, es muy libre de tener la opinión que le venga en gana sobre la situación de los distintos países, entre ellos España y Grecia, que integran la Comunidad Económica Europea y de que, en su campaña electoral, expresarla en Francia ante público francés, como candidato a puesto tan decisivo, ofrecerla para que los votantes puedan tener un panorama lo más claro posible sobre las consecuencias que para Francia, tendría votar socialismo, y, si para ello ha de buscar ejemplos negativos, no es él el culpable de haberlos encontrado en España, sino de los socialistas españoles, cabronazos inútiles que no tuvieron inteligencia, ni conocimiento, para hacer mejor las cosas.

Muy blando, creo yo, en su juicio ha sido el señor Sarkozy, que no hace de menos a España, sino al casposo socialismo español. Él, que ha tenido muy cerca a Zapatero y sus palmeros, en conferencias internacionales, “gozando” de la oportunidad de calibrar adecuadamente el grado de estupidez del “pollo leonés”, surgido de entre la humareda de los terribles atentados del 11-M, sabe perfectamente que su opositor, François Hollande, que ha bebido de las fuentes zapateriles (visita en enero de 2011), no haría menos con Francia, de lo que hizo Zapatero con España.

Pero eso ya es tiempo pasado que no va a ninguna parte de la política nacional, así que lo que hay que hacer ahora, por parte del partido socialista del que es vocera la Soraya (no la lista), es hacer propósito de enmienda, no levantar la voz y pasar lo más desapercibidos posible. Ese es mi consejo desinteresado que seguramente no tendrán en cuenta. Pues, peor para ellos, que siempre será mejor para España.

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