miércoles, 14 de marzo de 2012

PAGAR EL MAL INFLIGIDO.


El ministerio del Interior, del señor Fernández, ha decidido dar via libre a la libertad condicionada del etarra Fernando de Luis Astarloa, porque el pollo se ha arrepentido de haber asesinado al peluquero Agapito Sánchez Angulo y a Juan José Uriarte, taxista, los dos en 1985. Esta criaturita, por esos asesinatos y por varios atentados con explosivos, fue condenado a un total de 100 años de prisión en 2010. Junto a otros etarras encarcelados, firmó un documento de repulsa a los métodos de la banda asesina, en el que además pedía perdón a los familiares de las víctimas causadas.

Cien años de prisión, por dos muertes y por unos atentados que no aumentaron el número de víctimas. Me parece inhumano tener a un chicarrón del norte enchiquerado durante cien años en cárceles que aunque tienen habitaciones, como en las casas de putas, para desahogo sexual con su compañera sentimental, hilo musical, ordenador con enganche a Internet, piscinas, no es el lugar ideal para vivir. Así que lo que debería hacer el Estado, en la figura de su ministro de Justicia, con Fernando de Luis y con todos sus compañeros encarcelados por cometer delitos de sangre, es apremiarles a que restituyan la vida de aquellos a quienes mataron y, en el caso de que no lo hicieran, aplicarles la pena de muerte, única manera en que esos hijos de la gran puta pueden –y es a bajo precio- pagar el mal que infligieron.

Pero no es así. En los años de la negociación con la banda asesina, que no se negociaba, según Zapatero, este cobarde asesino, traicionero y ventajista, ya había disfrutado de varios permisos ordinarios, además de que durante año y medio, disfrutó de régimen mixto que le permitía salidas diarias de prisión. Pero no; no quedó ahí la cosa. El día 20 de octubre, “como conmemoración de la exaltación de Francisco Franco a la Jefatura del Estado” se le otorgó el tercer grado penitenciario. Lo que supone que solamente ha de ir a dormir a la prisión. Buen premio por renegar públicamente de ETA, pedir perdón por escrito –eso si que le ha debido doler- a las victimas y mostrarse dispuesto… Dispuesto a ¿qué?  Si, seguro que ese cacho cabrón, tan carbón como los que le han ayudado a conseguir lo conseguido, se encuentra dispuesto a disfrutar del “tocomocho” que le ha “endilgao” al Estado, usando el compincheo de los socialistas y peneuvistas. Aquellos, como gilipollas útiles y estos, como ramas salidas del mismo tronco: el separatismo cavernario que se alimentó –y se sigue alimentando- de las bellotas que caían del viejo Árbol de Guernica, muerto en siglo XIX, despues de 1.000 años de historia.

Muy pocos países pueden presumir de poseer un terreno tan bello como en el que se asientan nuestras tres provincias Vascongadas. De siempre, los vascos/as, han sido reconocidos como gente noble, trabajadora y seria; un amigo vasco fue (¿es?) un amigo para toda la vida; los españoles del resto de España, disfrutábamos de los triunfos de Langarica y Loroño; los niños recitaban de corrido los nombres de los jugadores que componían la delantera del Atletic de Bilbao: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. ¿Quien no ha cantado aquello de No hay en el Mundo puente colgante más elegante que el de Bilbao…?  ¡La Concha! ¿Existe una ciudad más elegante en el Mundo que San Sebastián? Vitoria, la industriosa ciudad alavesa; un paseo por su casco medieval nos enseñará la casa del Cordón, el Portalón… las torres de san Miguel, san Vicente, san Pedro, santa María… 

Yo, no renuncio a mi cachito de ellas que como español me corresponde y, como no podría ser de otra manera, les reconozco el cachito de Madrid que, por ser españoles les corresponde.  ¡Ah! La corona de oro y piedras preciosas que adorna la cabeza de santa María de Itziar, que se venera en el santuario de su mismo nombre, en Deva, fue tallada en Madrid, en el taller de joyería de Rufino Mirayo, mi padre.

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