lunes, 23 de enero de 2012

NI PEONADAS EN NEGRO, NI ECONOMÍA SUMERGIDA.


Yo no voy a defender las peonadas pagadas con dinero negro porque ese sistema, a largo plazo, va en contra de quien toma el trabajador de esa forma. Y tampoco voy a defender la economía sumergida porque, igualmente, a largo plazo, perjudica a quienes se mueven en ese sistema. Pero… en momentos de crisis profunda de todo, en toda la dirección posible, los que no tienen otra posibilidad, antes de morir de hambre, les asiste el derecho a buscar una salida, que solamente es ilegal porque los poderosos lo han decidido de esa manera: “Tu, gilipollas; trabaja como un pollino y, a mi, que me estoy abanicando sentado en mullida silla, a la sombra de este árbol, me tendrás que entregar la mitad del beneficio que consigas” “Pero si no saco nada más que lo suficiente para dar de comer a mi mujer y a mis tres hijos” “¡Que tienes tres hijos! Entonces por disfrutar del sexo, al cincuenta por ciento que me entregarás, has de unir otro diez por ciento por… uso, eso es, por uso y disfrute de tu mujer”. Y, el muy cabrón, después de cientos de años sigue abanicándose sentado en mullida silla, a la sombra del árbol, con la mano extendida para recoger el fruto de nuestro esforzado trabajar.

Mirad; ese fue labrador durante toda su vida ¿veis lo doblada que tiene la columna? Pues además tiene dos hernias.

Mirad; ese fue minero hasta la jubilación; tiene los pulmones podridos por la silicosis y las rodillas inflamadas por la artrosis.

Mirad; ese fue pescador hasta su jubilación; perdió dos hijos en la mar, pescadores como él; tiene una hernia de disco que le produce mucho dolor.

Mirad; ese fue picapedrero en una cantera, tiene las manos destrozadas y la espalda dolorida, que alivia con calmantes.

Mirad; mirad, mirad…

¡Mirad! Ese, si, ese; el que va montado en el Mercedes es un político, con su mujer al lado…

Esa no es su mujer, es su… compañera de cama. El tío golfo, hace unos días cogió a una prostituta, la dio una tarjeta falsa de periodista y se la llevó a Paris, a una convención de no sé que.

Y, no veas el chalet que se ha comprado en La Moraleja; y un piso frente al Océano Atlántico en su Galicia natal; y una hípica en la provincia de Toledo que quita el sentido; y…

¡Coño! ¿De donde ha sacado para tanto?

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