viernes, 27 de enero de 2012

EL ÁRBITRO DE CABECERA AZULGRANA.


El Real Madrid de futbol acudió a Barcelona, como es bien sabido, para jugar el partido de vuelta de la eliminatoria de la Copa del Rey. Hacía mucho tiempo que no veía jugar a mi equipo, el Real Madrid, con la valentía y buen fútbol que lo hizo ayer. Me encantó, aunque no pudiera traerse el triunfo, porque ese es el fútbol que nos gusta a los madridistas: arriesgado, inteligente y con fe en el triunfo, como el 7º de Caballería, a las órdenes del general Custer (Errol Flynn). El gilifútbol del Barcelona se lo dejo todo para ellos y para los que como máxima diversión, buscan el más soberano de los aburrimientos, el tedio bostezante y el adormilamiento profundo amenizado con los ronquidos propios y de los demás familiares.

También he de deciros que hacia muchos años que no había visto un arbitraje tan parcial como el que ayer, en el Nuevo Campo (en castellano para que se jodan) desplegó el señor Teixeira Vitienes, a favor del favorito de la Real Federación Española de Fútbol. Su presidente, el señor don Ángel María Villar, que tantos favores concedió al Barcelona en el pasado -impacto de un mechero en la espalda de Roberto Carlos; la cabeza de Juan Gaspar (cabeza de cerdo), botella de güisqui, vacía, “espantá” en una eliminatoria de copa- no ha querido dejar que el resultado quedara al albur del partido, por lo que decidió, despues de pensar un rato con su cavernícola cerebro, mandar otra vez a uno de sus escuderos, ese árbitro de cabecera azulgrana, para ayudar a los “culares” -¡como el chorizo salmantino!-, al tiempo que perjudicara a los “merengues”. Y, así fue; el señor Teixeira Vitienes, ayer, cometió contra el Real Madrid, un delito de secuestro de tres penaltis claros, como el agua clara.

Pero los madridistas, que somos gentes de bien, después de presenciar tan vil tropelía, quedamos satisfechos; jodidos, pero satisfechos, porque nuestros jugadores demostraron que el FÚTBOL, con mayúsculas, es el que solamente saben practicarlo ellos; los mejores. Lo otro; caca de la vaca.

¿Esta acabando el ciclo barcelonista? ¿Esta empezando el ciclo madridista? Las dos posibilidades puede que sean verdad, pero también pueden no serlo –este juicio tan cerebral, no se le puede atribuir a Confucio, como seguramente estáis pensando, y si a mi mente calenturienta.

Seguramente mañana en “El Blognabeu”, mi apreciado vecino, podréis leer su crónica del 2-2 de ayer, seguro que más docta que la croniquilla esta, que se me ha ocurrido.


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