El sábado, en el Estadio Bernabéu, se jugó un derby, R. Madrid-A.de Madrid, que, como ya conoce toda España y parte de la Galaxia, ganó el Real Madrid por 4-1, lo que representa un triunfo de claridad meridiana, para cualquier persona que lo vea de manera desapasionada. Pues no; para el articulista del diario depotivo AS, F. Javier Díaz, no le ha debido parecer tan claro, ya que parece, por su apartado sobre el árbitro, que durante el partido hubo irregularidades que perjudicaron a su Atlético. Y no es cierto.
No quiero hacer una crónica del partido en cuestión, no es mi trabajo, ni es mi deseo, pero si comentar la rara opinión de este “plumífero” por parecerme desafortunada en el fondo, en la forma, a la vez que ilusoria y utópica. Y, dice: “dos penaltis y dos expulsiones vuelven a poner a Matéu Lahoz. El mejor árbitro de nuestra Liga para Mouriño. Pero espero que no nos lo volvamos a encontrar más veces en el campeonato”.
Este señor debe desconocer que cuando un defensor hace una falta dentro de su área, siendo el último defensor, además de ser penalti, es expulsión, que es lo que el sábado pasó en el área del Atlético de Madrid. Y, a continuación se pregunta: “si hubiera tenido las narices y personalidad para haber expulsado a dos madridistas si las jugadas hubieran sido al revés”. El juicio de intenciones no tiene más valor que el dolor que le produce la derrota de su equipo; ¿acaso él podría asegurar que el árbitro, en el hipotético caso que plantea, no actuaría como actuó? Conclusión práctica, el “plumífero “rojiblanco, no ha sido, con su duda, lo suficientemente deportivo como para reconocer que la derrota del equipo de sus amores fue clara, limpia y justa. No es una buena excusa usar la posibilidad de que las cosas, si se hubieran dado de otra forma, el resultado sería distinto, y a su favor, porque yo le digo que si mi abuela hubiera tenido una bombilla en la cabeza y del trasero le saliera un cable, no sería mi abuela, sería una lámpara de pie. Pero si tuviera teclado, en vez de senos, sería una pianola.
Personas de este jaez, además de encontrarlas con harta frecuencia en el deporte, también de la misma forma las encontramos en cualquier tema de la vida que, con su enorme variedad, nos plantean cotidianamente esa clase de estupideces. Este “iluminati” no es diferente a esos imbéciles -socialistas, comunistas y gentes de mal vivir- que andan como moscas dentro de una botella, tratando de demostrar que, en 1936, ellos defendían el sistema democrático, y que además, el año 1939, en abril, ellos, si los cañones de Franco no hubieran tenido proyectiles; si su aviación no hubiera podido volar; si su infantería no hubiera sido tan cojonuda como fue; si los barcos no hubieran podido cruzar el Estrecho de Gibraltar; habrían sido los que habrían ganado la guerra. Y, yo lo aseguro; habrían ganado esa guerra, a base de aniquilar a todas aquellas personas que no se supieran entera la letra y la entonación de “La Internacional”, ya que antes habrían matado, por fusilamiento -¿verdad que si, Santiago Carrillo?- a quienes llevasen gafas, porque serían curas, y los que usaran bigotes, porque serían militares.
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