miércoles, 13 de abril de 2011

Una máquina equivocada.

El cinismo, el engaño, el oscurantismo, la ocultación, el malabarismo, la compra-venta de voluntades, el chalaneo, la traición; son parte de la mezcla que conforma el combustible que sirve al motor que mueve a la Democracia. Este sistema político, que se dice que es el que quiere el pueblo soberano, es un "ricino" asqueroso, que si lo aguantamos, es porque los que se alimentan con los "democritos" (frutos muy nutritivos que da la democracia) han cogido la sartén por el mango (Ejercito, Justicia, Policía), y, por el momento, no nos queda otra que aguantar como "pu... esas" por rastrojo, mientras los "otros" van en cuatro por cuatro, a la velocidad que les viene en gana, y además, les pagamos la gasolina y a la fulana/ano, que suelen llevar al lado.

La Democracia es una máquina equivocada. El ingeniero que la pergeñó, confundió los planos y en vez de crear algo perfecto, le salió una mierda como el gorro de un leñador. Y, claro, el producto, por la fuerza de la más pura lógica, no podía mejorar al "ingenio" que lo parió. Mucho de nosotros hemos estado en fábricas y hemos visto el funcionamiento de sus maquinarias. El producto que brotaba de sus entresijos, normalmente salen perfectos, y cuando muy de tarde en tarde sale uno defectuoso, lo tiran a un cesto, por inservible.

La gran máquina que es la Democracia -eso hay que reconocerlo-, por culpa del gilipollas que la invento, el producto que va defecando, tuertos y legañosos, son los que valen, y cuando muy raramente sale alguien perfecto, siempre hay quien al comprobar que ni miente, ni roba, ni prevarica, ni se vende ni intenta comprar a nadie, que vive su sexualidad discretamente, que respeta y desea ser respetado, no tarda una "mica" en deshacerse de él, arrojándole al cesto de lo inservible.

Un producto, arquetipo, es el ministro de Interior, señor Pérez Rubalcaba. Feo de cara, ruina de cuerpo, cerebralmente malo, y retorcido sentimiento. Este prototipo ha salido tan maravillosamente mal, que a pesar de haber estado en la primera fila de todos los entuertos que ha provocado el PSOE (yo lo llamo cabronadas), él flota como un corcho. Hay quien le tilda de mentiroso. Crasa equivocación; él es ¡la Mentira!; calva y con mala percha, pero la mentira. Cuentan que cuando su madre le alumbró pregunto a la comadrona si era niño o niña, y la comadrona la dijo que lo que había traído al mundo era una horrible mentira.

1 comentario:

Rafa España dijo...

Lodazal, ciénaga pestilente para el regocijo de cerdos y demás bichos sin escrúpulos.
Llevamos ya tánto tiempo soportando el edor que ya ni lo percibimos. Nos hemos hecho a él y vivimos pensando que esto es "lo normal".
¡Qué pena, Eloy, qué pena!