A ver quién me desvela este acertijo: el paro, en el año 2010, ha crecido muy sensiblemente en el colectivo inmigrante y, sin embargo, ha crecido, también muy sensiblemente, la cantidad de euros que, durante ese mismo periodo, este colectivo ha mandado a sus países. Me lo expliquen.
Posibles soluciones que mi amigo, el enteradillo, me ha propuesto:
1ª- los inmigrantes que aún tienen trabajo puede que tengan las siguientes actividades: directores de grandes empresas; abogados con reputados bufetes; cirujanos de estética, al servicio de señoras riquísimas; directores de grandes cadenas de radio-televisión; colaboradores de los espacios de tele-basura.
2ª- afortunados con todos los premios gordos de todos los sorteos que se celebran en España y afortunados con todos los boletos de quince aciertos, de todas las jornadas futbolísticas que se celebran en España.
3ª- es mentira que los extranjeros que han venido a nuestro país son gentes sin preparación profesional, como nos han dicho, si no gente preparadísima en “natación”, que se mueven en la economía sumergida como pez en el agua.
La primera propuesta para solucionar el acertijo, me parece que va de chanza. Por supuesto que en las empresas extranjeras que aquí tienen sus filiales, el personal de dirección, los máximos responsables, son de la misma nacionalidad que la empresa nodriza. Médicos, yo conozco algunos en los centros de la Seguridad Social, pero que se muevan en la élite de la cirugía estética, me parece una exageración. ¿Abogados? Es posible.
La segunda, remotamente posible, me parece una exageración a no tener en cuenta. Y la tercera, si me parece más acertada.
En España, en los últimos setenta y cinco años, se han dado dos ingenios verdaderamente extraordinarios; el primero fue durante los casi cuarenta años de gobierno; el segundo durante los treinta y cinco de… ¿Qué…? El primer ingenio fue la creación de la clase media. Aquellos gobernantes comprendieron que para que un país pueda vivir en paz, era condición indispensable crear puentes de acercamiento entre las dos orillas de la sociedad, heredada de la Monarquía y de los cinco años de Republica: ricos y pobres.
Después de los tres años de guerra, a partir de mil novecientos treinta y nueve, el apoyo a la industria, creó puestos de trabajo que sirvieron para liberar a muchos campesinos de las duras y mal pagadas labores del campo. Y se alcanzó el derecho a la propiedad, por quienes solamente a la propiedad del sudario habían tenido derecho.
El segundo ingenio ha sido, si no la creación, si el decidido apoyo a la “economía sumergida”. Y habrá quien pregunte que como es posible ese apoyo, cuando el gobierno dice que por ese conducto deja de percibir algo cercano al veinticinco por ciento de PI. Respuesta facilona: aflorando esa economía, al tiempo, emergerían, posiblemente, más de un millón de desempleados; lo que nos colocaría como país en ruina manifiesta. Y, con muchas posibilidades de convertirnos en el segundo Túnez.
Y ¿Por qué no?
Posibles soluciones que mi amigo, el enteradillo, me ha propuesto:
1ª- los inmigrantes que aún tienen trabajo puede que tengan las siguientes actividades: directores de grandes empresas; abogados con reputados bufetes; cirujanos de estética, al servicio de señoras riquísimas; directores de grandes cadenas de radio-televisión; colaboradores de los espacios de tele-basura.
2ª- afortunados con todos los premios gordos de todos los sorteos que se celebran en España y afortunados con todos los boletos de quince aciertos, de todas las jornadas futbolísticas que se celebran en España.
3ª- es mentira que los extranjeros que han venido a nuestro país son gentes sin preparación profesional, como nos han dicho, si no gente preparadísima en “natación”, que se mueven en la economía sumergida como pez en el agua.
La primera propuesta para solucionar el acertijo, me parece que va de chanza. Por supuesto que en las empresas extranjeras que aquí tienen sus filiales, el personal de dirección, los máximos responsables, son de la misma nacionalidad que la empresa nodriza. Médicos, yo conozco algunos en los centros de la Seguridad Social, pero que se muevan en la élite de la cirugía estética, me parece una exageración. ¿Abogados? Es posible.
La segunda, remotamente posible, me parece una exageración a no tener en cuenta. Y la tercera, si me parece más acertada.
En España, en los últimos setenta y cinco años, se han dado dos ingenios verdaderamente extraordinarios; el primero fue durante los casi cuarenta años de gobierno; el segundo durante los treinta y cinco de… ¿Qué…? El primer ingenio fue la creación de la clase media. Aquellos gobernantes comprendieron que para que un país pueda vivir en paz, era condición indispensable crear puentes de acercamiento entre las dos orillas de la sociedad, heredada de la Monarquía y de los cinco años de Republica: ricos y pobres.
Después de los tres años de guerra, a partir de mil novecientos treinta y nueve, el apoyo a la industria, creó puestos de trabajo que sirvieron para liberar a muchos campesinos de las duras y mal pagadas labores del campo. Y se alcanzó el derecho a la propiedad, por quienes solamente a la propiedad del sudario habían tenido derecho.
El segundo ingenio ha sido, si no la creación, si el decidido apoyo a la “economía sumergida”. Y habrá quien pregunte que como es posible ese apoyo, cuando el gobierno dice que por ese conducto deja de percibir algo cercano al veinticinco por ciento de PI. Respuesta facilona: aflorando esa economía, al tiempo, emergerían, posiblemente, más de un millón de desempleados; lo que nos colocaría como país en ruina manifiesta. Y, con muchas posibilidades de convertirnos en el segundo Túnez.
Y ¿Por qué no?
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