"No; si yo se que mi hija hace el amor desde que tenía catorce años." Así se explicaba una mujer, orgullosa de su modernismo, tratando de justificar las correrías de su nena, dale que dale a la "alpargata", de la Ceca a la Meca, cepillándose a civiles, militares, moros, cristianos, y sin desperdiciar al clero.
Señora mía; su hija no hace el amor desde el mismo día que dejo el biberón, no se engañe usted, o no intente engañarnos a los demás; lo que hace su hija es practicar el "jode con cien, y no mires con quien". Hacer el amor, si es que lo desconoce o no lo recuerda, es mucho más que un simple jugueteo hormonal que excita la libido, o un simple ejercicio sexual. Hacer el amor es un acto de entrega en el que cada parte busca la satisfacción del otro, en un acto de altruismo superior. Lo otro, lo que hace su hija y otras/os muchísimas/os millones de seres humanos es usarse sexualmente poniendo en ello el mismo sentimiento que aplican usando un vibrador
o ellos le dedican a una muñeca inflable.
Y, claro está; aceptando y en muchos casos fomentando ese "entretenimiento" entre los pezqueñitos/as
se termina llegando a lo necesario que es el ABORTO; sabiendo su dañina proliferación.
Aquí, en nuestra, a pesar de los pesares querida España, el tema del aborto brota como parte de la parafernalia de la campaña electoralista. Toda la asquerosa izquierda, ante cualquier clase de comicio, aprovechándose de la cobardía de la derecha que no hizo frente en su momento en defensa del nonato, saca el asunto, para mostrar al electorado -a los que están decentemente en contra y los que indecentemente están a favor- la postura de la derecha, que sigue siendo lo mismo de cobarde, y lo peor es que siempre le da buenos resultados. Los rojos españoles usan el aborto en épocas electorales, del mismo modo que la industria turística británica usa el monstruo del lago Ness
todos los veranos. Cuestión de originalidad.
Uno de los argumentos que se usa para justificar el aborto, es recurrir cínicamente al derecho de la mujer a escoger el momento de llegar a la maternidad responsable. El cinismo va del brazo de la maldad. En espera para ejercer el derecho a elegir el momento para ser madre responsable existe varias formas de, sin quedar embarazada, la mujer pueda disfrutar de su sexualidad a su antojo
y, como drástico recurso, cuando se escasea del sentido de responsabilidad, para no quedar encinta, aun quedaría ese.
Cualquier cosa menos esto.
Yo también lo creo.
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