jueves, 24 de febrero de 2022

"BANDERÍN DE ENGANCHE"

¡Mucho ojito! No todos los que se han bajado aún en marcha del endeble batel, sin quilla ni velamen zozobrante desde el día de su bautizo -ya se podrían haber ahorrado la botella de cava-, son inútiles como ha resultado ser el capitán y su más próximo equipo -creo que humano- de navegación cuya escasa calidad, aparte de la guerrera y la gorra de marinero, solamente les han llevado a estrellarse contra los arrecifes nada más salir del puerto.

Pero como siempre viene ocurriendo desde que la humanidad brotó sobre la corteza terrestre, los buenos y malos son tan parecidos que, mientras el malo no comete la cabronada que le es normal, y que tanto nos jode, por imprevisto, no descubrimos quien es el cabrón, que debería ser separado de entre la mayoría que somos los chanchi piruli.

Esto viene a cuento porque en los próximos días se prevé -de sobra VOX habrá tomado nota- overbooking en la calle Bambú, de aquí, en Madrid, a la altura del numero 12. Porque muchos de los que se desembarcaron aparentemente muy decepcionados de como ha acabado la simuladora, se acercarán a esa dirección, como quien se acerca a un "banderín de enganche".

Pero, no todos serán de los "chanchis" que aún conservan las ganas de seguir remando para ayudar a sacar a España de la delicadísima situación, con el agua al cuello, nadando dificultosamente tratando de mantenerse a flote, a pesar del pesadísimo y pernicioso lastre que está resultando este gobierno "sanchizcomumista".

De muy  fino olfato deberán proveerse en recepción, para detectar lo que es perfume "guay" de lo que es mierda bañada en falsificada colonia de mercadillo. 

Es de tantísima calidad el "género humano" que allí labora... Echarle agua aunque sea la del río Lozoya, la mejor en todo el territorio nacional, jamás mejora a un buen vino. 

Y no a todos los que vayan a ofrecerse al número 12 de la calle Bambú, de Madrid, les empuja una fuerza solidaria y altruista sino que, ocultando bajo ese disfraz, lo que juega es la intención de recuperar la "canonjía" -contar con un suculento sueldo sin dar un palo al aire- perdida de manera tan brusca.

Con esta clase de espécimen es necesario el máximo cuidado, porque cuando logran colocarse son como el "picudo rojo" que importado por la especulación en las palmeras traídas de Egipto, está acabando con nuestros hermosos palmerales.



Que Dios, nuestro Señor, no permita que ese mal infecte a VOX, llevándose por delante, muy posiblemente, la última esperanza de recuperarnos que nos queda a los españoles; a todos, pues tanto será mal para los que somos azules, como para los que son colorados: juntos, como mejillones en aceite de oliva y pimentón de la Vera, en la misma lata, vamos todos. ¡Ah!, y todas.

Eloy R. Mirayo.




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