martes, 28 de septiembre de 2021

LLEGAR, POR IMPENSABLES VERICUETOS, A AGARRAR EL PODER POR LOS PELOS.

De los partidos políticos reconocibles por todos como "los partidos clásicos" -PC, reconvertido en Unidas Podemos (siguen siendo rojazos de malos modos y peores instintos)-, PSOE, PP y, como zurrapas calzoncilleras, también meteremos en el mismo saco al PNV y Ezquerra Republicana-, si los españoles nos entretuviéramos un ratito en  buscar algo o alguien con el que pudiera hacerse un paralelismo; algo que pudieran emparejarlos, seguro que lo encontraríamos como algo homólogo, en lo que dicen las crónicas del sabio sentir popular: esos "partidos clásicos" en estos momentos -y de largo tiempo se fueron para eso preparando- por su aspecto acartonado, quebradizo, sucio y maloliente, se parecen, como dos gotas de agua, a las increíbles bragas de  "Susi la Sucia" y a los igualmente increíbles calzoncillos de "Suso el Fétido", su pareja sentimental que, para que se hagan idea del parecido quienes no conocen a la Susi y al Suso, del tremendo parecido les pondrá en situación saber que ella, se cambiaba las bragas y él los calzoncillos, el primer minuto del día uno del mes de enero y ambos hacen el "relevo", el último segundo del día treinta y uno de diciembre. Los "partidos clásicos" solo hacen cambios cuando el olor a podrido que sale por puerta y ventanas de sus sedes se hace inaguantable. 

Hagámonos cuenta de lo que se encontraría en semejantes "chuminera". ¡Pues igual que lo que se podría en... una enorme cantidad y de repugnantes inmundicias! 

Y es que a los políticos españoles, estas hornadas democaquitas, España, a pesar de lo que sacan de ella, si generosos hacemos excepción de unos pocos; un tanto por ciento casi, casi inexistente, que son íntegros, son como a "La Susi" y "El Suso", que el "aseo" les trae al fresco, yendo como les va a tantos y tantas -de cojón de pato viudo-, está claro que no hay quien esté por el espulgue sanitario de la "especie"; por la desinfección y la desinsectación del "conjunto" ni quien salido -de irse- de esos sórdidos "orígenes", por arrepentimiento -arrepentidos los quiere Dios- se interese, por lo que podría desvelar, que se le pudiera aplicar un tratamiento profiláctico a este actual monopolio político, con apariencia mafiosa que, si no fuera porque de verdad existe, nadie en su sano juicio  podría llegar a imaginar que pudiera existir algo tan... singular.

En España aun vivimos bastantes personas que "sufrimos en toda su longitud la férrea dictadura franquista" e, incomprensiblemente para los rojos de este país y para los gilipollas mea poquito que anidan en los "clásicos partidos" adorando a esta Democaca, que seguimos teniendo capacidad de expresión para avisar a los ingenuos a quienes les han hecho creer que esta miseria económica, ética y moral es lo mejor que ha habido jamás en la vieja historia de este país, de las grandes diferencias que separan  "aquello" y "esto". De lo que fue positivo: "aquello", y lo que es negativo: "esto". La diferencia entre la transformación, de agricola a industrial de España. De la transformación negativa de la industrialización a la nada: la deuda pública de España se dispara hasta el 125.3% del PIB, 3.543.899,98 -el 98 ese debe ser un parado bajito que no de la talla -.

Son dos sistemas muy diferentes; con metas absolutamente opuestas. Aquel: seguridad laboral; piso en propiedad; coche; respeto. 

Este: inseguridad laboral; desahucio; botellón; desaparición de respeto.  

Y para los intereses generales de todos los españoles, dos maneras muy diferentes de elegir a los gestores: unos -a ver si acertáis- elegidos entre  personas de inteligencia y capacidad demostrada y de reconocido prestigio;

mientras que los otros, los actuales, son elegidos con la incapacidad y falta de inteligencia demostradas y sin ningún prestigio por reconocer, salvo ser amigachos de la infancia; practicar juntos algún deporte o juego; y el de fumetear socialmente, como los indios la pipa, porros con el que llegar, por impensables vericuetos, a agarrar el Poder por los pelos.

Eloy R. Mirayo.



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