jueves, 24 de junio de 2021

ELLOS MISMOS SE DESENMASCARAN.

 Ellos mismos se desenmascaran dejando a la vista lo que realmente son: unos simples lacayos sin ideales propios, al servicio de quién sea, siempre dispuestos a obedecer  en todo cuanto se les ordene; incluso a beberse  los jugos que haya en las escupideras, si ese es el deseo de quién les paga.

No son nada: una vocalía en una Caja de Ahorros; un master falsificado; un libro plagiado; una carrera universitaria muy facilitada por la política "zurda" uno de ellos y el otro: un fétido 



Cum Laude recibido a la "remanguillé" de unos catedráticos rojos; profesorado en una Facultad puesto dedocráticamente por el Decano, padre de un íntimo amigo; alzamiento a los altos cargos de la política nacional junto con su pareja por alguien de similar condición, y por su "maestría" en el manejo del chantaje y la extorsión; tertuliano semi emboscado y vehiculizado hacia distintas tertulias de radio y televisión por su ahora ya conocido "amo y señor" que, como su caniche, se lo lleva a dar ladridos (mítines, no conferencias) por la muy sufriente y sacrificada Hispanoamérica. 

Y, siendo así  ¿por qué están ahí; tan alto y exigiendo ser tratados reverencialmente? Buena pregunta (que suelen decir los gilipollas de siempre tratando de encontrar una respuesta que no les llega).

Pues... Ya ha quedado dicho, pero si no: porque sus amos, que al tiempo son nuestros verdugos, los han colocado ahí, trabajando para sus egoístas intereses. Intereses que estarán más protegidos cuanto más "alto" se les ponga a los vigilantes. 

Esa es claramente la consecuencia que estamos viviendo los españoles: estar gobernados por gentes de esa catadura; esbirros sacados ex profeso de entre nosotros, para vigilarnos y exprimirnos.

Un médico amigo mío me dice que lo primero que se necesita para curar a un paciente es adivinar a través de los síntomas a la vista cuál es el mal que padece, para a continuación, aplicarle el tratamiento adecuado hasta lograr su curación.    

Pienso que para solucionar los grandísimos problemas en los que han sumido a España (el más grave su ya comenzada malvada disección) estos políticos durante los últimos cuarenta y tantos años, y por ende, a todos los buenos españoles, lo primero, como dice el doctor, es adivinar (buscar hasta encontrar) cuál es la fuente (quién es el cabrón o cabrones -alguno ya está de pleno desenmascarado y localizado- que les están pagando en negro para hacer lo que estamos viendo que hacen, o mejor dicho, deshacen) que genera nuestros males (ruina, pobreza, paro, desesperación, falta de perspectiva de un mejor futuro, inseguridad física y económica, pérdida de derechos y demasiadas obligaciones impositivas), para lograr pararlos (para machacarle la cabeza si fuera necesario para extraerles todo el nocivo 


 veneno que llevan dentro, permítaseme la hipérbole), y desde ahí (muerto el perro, se acabó la rabia), aplicar los medicamentos; elixires y ungüentos que sea necesarios para lograr la ansiada recuperación: inteligencia, generosidad, sano liderazgo, conocimiento de todas las materias a gobernar, decencia, honestidad, honradez, ecuanimidad, respeto a la Justicia, transparencia, conocimiento, laboriosidad, comprensión, solidaridad, rectitud, y todas esas cosas que también son necesarias, pero que a mí, si es que alguna las sabía, después de faltar durante tantos años, es normal que se me hayan olvidado, hasta no saber para qué valen.

Eloy R. Mirayo.



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