jueves, 13 de mayo de 2021

ESTAMOS ARREGLADOS.

 El timo de las ayudas del gobierno a las empresas españolas; las otras ya es otra cosa ¿verdad Abalos?. 

La idea con que  se piensa actuar desde el gobierno -cuando Europa nos mande la "limosnita por caridad y que Dios se lo pagará"- 



no es, como debería ser, para ayudar lo más posible a las empresas que han sufrido un importante deterioro económico, por el negativo efecto de los confinamientos severos y medio pensionistas, dictados sin el menor estudio consecuencial por el gobierno nacional y los gobiernos autonómicos, sino para todo lo contrario. Lo que desvergonzadamente buscan, poniendo toda clase de condicionamientos y trabas a quienes se acercan a esas ayudas, es que el total concedido resulte lo menos cuantioso posible. 

¿A quien le importa que por falta de ayudas muchas de las pequeñas empresas -y no sólo las pequeñas- terminen echando el cierre definitivamente...? ¡No os lo creáis! Estos mendas mienten con la misma tranquilidad que cuando falsean datos. Ni al presidente Sánchez; ni a Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos; ni a Yolanda Díaz, ministra de Trabajo; ni  a Reyes Maroto, ministra de Industria; ni a José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social; ni a Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación les importa un "pijo", que dicen en mi tierra (Murcia). Y lo más grave, tanto como al mismísimo Sánchez, tampoco parece importarle otro "pijo", a María Jesús Maroto, ministra de Hacienda.

A la comunista Díaz no parece preocuparle, al menos mientras ella no pierda el sueldo que cobra como vice-ministra de trabajo, que el paro en el último año ha aumentado en un 21% y que según "El País", 323.000 autónomos se han dado de baja.

A Nadia Calviño, mientras su sueldo sea intocable a la baja, no le importa económicamente que bajo su ministerizada batuta hayan desaparecido 207.000 empresas.

Tampoco le altera el pulso a Reyes Maroto la desindustrialización que tiene montada al otro lado de la puerta de su despacho oficial, sin que en cabeza tan ilustre se haya alumbrada la manera de solucionarlo. Claro que eso no le importa, mientras puntualmente siga cobrando su sueldo.

La importación de productos hortícolas es algo que a Luis Planas le debe parecer algo maravilloso; al menos, mientras que su llegada no le afecte negativamente al sueldo de cada mes. Que los productores hortícolas españoles se quejen, eso es algo que no altera en absoluto a del servicio de pagaduría del ministerio de Hacienda. Por otro lado "los campesino se quejan cundo llueve; se quejan si no llueve y lo hacen cuando la cosecha es escasa y lo siguen haciendo cuando  la cosecha es abundante. Va... son cosas de campesinos. Por cierto; cada día hay menos... No sé por qué".

A María Jesús Montero no le altera en absoluto el ritmo cardiaco el actual estado de la economía porque sabe que aunque se hunda el barco, ella seguirá contando cada mes los billetes de su sueldo, ya que el sillón en el que se sienta esta aferrado sólidamente a la tierra. Y para mayor seguridad, tiene fuertemente la mano aferrada a la manija de la ruleta que en cada una de sus casillas tiene el nombre de los impuestos que buenamente se le ocurran, independientemente de las consecuencias negativas que por el peso de la lógica pudieran surgir. 

En fin, en las manos de estas gentes están las últimas esperanzas de muchos millones de españoles, empresarios, autónomos y trabajadores... ¡Pues estamos arreglados!

Eloy R. Mirayo.



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