jueves, 27 de febrero de 2020

MOVIMIENTO FRENÉTICO.

El movimiento en los entresijos de los ministerios, me cuentan personas muy cualificadas, es frenético que te cagas. Carreras por los pasillos; salidas y entradas en despachos; chillidos y súplicas; exclamaciones groseras ("¡se hace así, porque me sale del  chichi!", suena la atiplada voz de "algún" altísimo mando, echándose mano a la bragueta; o "de la punta el nabo", en la ronca voz de "alguna" de las altísimas mandamasas feministas, también echándose mano a la bragueta) tratando como si fueran seres inútiles -que tiene cojones- a todos los técnicos y funcionarios de carrera, cuando es sabido, porque lo tienen muchas veces demostrado, que son la única materia gris productiva que en las ultimas cuatro décadas, ha venido funcionando en las sedes ministeriales y, a pesar del deleznable trato que se les está dando, de uso tan normal entre esta tropa progre que nos denigra ante el resto del Mundo, trabajan con denuedo infinito para convertir en algo mínimamente posible -no son Santa Gemma-, las gilipolleces en chorro que van soltando, como cagan las ovejas, los miembros y miembras de este atípico ejecutivo.

Me cuentan que son muchos los socialistas que en privado comentan su descontento con la deriva en la que ha entrado este PSOE, y están con la advertencia lanzada por Felipe González de que si alguien se le ocurriera reformar la Constitución para asumir el derecho de autodeterminación, él haría campaña por el no. Y que de la misma manera reaccionaría si a Sánchez se le ocurriera tratar de amnistiar a los golpistas catalanes, a través de cambios en la Carta Magna. Eso es lo que Sánchez está buscando como loco, creyendo que sacando de entre las rejas carcelarias a quienes atentaron gravemente contra la unidad de España y contra la convivencia de los españoles él se aseguraría vivir plácidamente sin sobresaltos los próximos cuatro años sentado en el a cada momento más desacreditado sillón presidencial. 

Y yo, ante todo eso, pienso en los enormes esfuerzos intelectuales que debe estar haciendo el funcionariado del ministerio de Justicia, tratando de encontrar el mínimo resquicio por el que al fin se llegue a encontrar el modo de, retorciendo el cuello a las leyes, cometer el acto de traición de llevar a cabo ese excarcelamiento, haciéndolo pasar por un acto patriótico. 

Así ocurre que Ábalos, con un cerebro mínimamente cultivado; utilizando a los funcionarios -la mayoría con mejores mimbres que él para ser ministros- más chulo que un ocho, va y presenta los grandes proyectos del ministerio con el más largo título: Transportes, Movilidad, y Agenda Urbana-Fomento (al que habría que añadir, de Mentiras) para el próximo curso, con el desparpajo torero de quienes son capaces de parir grandes ideas como si fueran churros.

Oscuro futuro el de los técnicos y funcionarios, no sólo los que están sufriendo al elenco ministerial, sino en general, cuando Dios nos libre de ellos. Alguien deberá hacerse cargo de su recuperación física y psíquica durante un largo periodo de tiempo, antes de volver a desempeñar con normalidad sus funciones.

Eloy R. Mirayo.




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