lunes, 5 de febrero de 2018

ACOJONADORES OFICIOSOS.

El temporal de frío, agua y nieve, está pintando a nuestro país de blanco -todo el, la foto es de Canarias, donde ha nevado en casi todas sus siete islas-; 

parece querer compensarnos de la sequía que hemos sufrido, que ya amenazaba restricciones en muchos de nuestros municipios. Esta nieve es magníficamente saludada porque promete una recuperación de la capacidad de los embalses 

y hará que las aguas de nuestros ríos, con el mayor caudal que lleven, ayuden a la regeneración de sus cauces y la recuperación de sus especies. 

Pero esta circunstancia no afecta solo a España, que también de blanco está parte Europa y los EE.UU., y algún etcétera más.

El frío ha llegado con clara presencia, y los copos de nieve cayendo blandos del Cielo, sobre la Diosa Cibeles y sus leones,

en Madrid, e igual que otras de nuestras capitales, en su centro, a pesar del calor que producen las calefacciones de las viviendas y el tráfico de vehículos, nos dice que la exageración de los "acojonadores oficiosos", asustándonos con los "calores del infierno", al menos por el momento, tendrá que esperar, como poco, hasta que llegue el deshielo por el mes de abril.

Estas cosas, a los "acojonadores oficiosos" yo sé que les fastidia en sus "infalibles" augurios. Ahora tendrán que sacarle el termómetro que le clavaron a la Tierra, como las mamás se lo clavan en el virginal ano a sus hijitos e hijitas, cuando los nenes y nenas son atacados por la fiebre. 

Ahora, recuperado el termómetro, yo les he encontrado es buen lugar donde bien podrían meterlo, en espera de que les surja de nuevo la ocasión de volver a intentar acojonarnos -hay con quienes llegan a cosechar, aunque parezca mentira, buenos resultados para su propósitos. 

Yo no tengo más remedio que ser respetuoso con la ciencia y los científicos, pues no es necesario haber ido a la universidad para reconocer los beneficios que la Ciencia nos ha traído -hasta algunos de esos beneficios los podemos utilizar para proteger la salud,

y llegar a disfrutar el confort todos-; pero creo -perdón por mi ignorancia- que una cosa es el respeto, y otra cosa es aceptar a pies juntillas su infalibilidad, quedando obsoletas muchas de sus creaciones, como el tiempo nos ha venido a mostrar en infinidad de ocasiones. 

Son los mismos científicos -los mejores- quienes menos creen en la infalibilidad e inalterabilidad de la Ciencia. Si ellos aceptan las dudas de su ciencia, imaginemos lo que pensaran de la seudo ciencia que enarbolan unos cuantos gilipollas con ínfulas de autoridad.

El descubrimiento de esta subespecie de científicos, no es óbice para que tengamos en cuenta todos nuestra obligación de, en la medida que cada uno tenga capacidad, cuidar del planeta; ayudar a que se mantenga en las mejores condiciones, aunque solamente sea por egoísmo, ya que su mejor visión nos afecta en positivo, tanto como en lo negativo, si no se impide su degeneración por abusivos ataques a su naturaleza.

Yo por el momento...

Eloy R. Mirayo.


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